CAPÍTULO 17: ¿Por qué te alejas?

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—No sabía de Baradir Nahim también fuera escritor de novelas —comenta Elian en voz baja.

Deja caer su cuerpo de lado sobre el sofá largo de la pequeña biblioteca, apoyando su cabeza en una pequeña almohada. Me observa de soslayo mientras me siento en el sofá individual de al lado con un libro entre manos. 

—Se especializa en aventuras, pero no su forma de escribir no es tan impresionante —opino. 

—¿Por qué? —cuestiona. —Él es bueno registrando muchos datos de manera comprensible y sus notas son fantásticas. Las he visto en Registros Antiguos de la Central y me inspiraron mucho para crear mi propio método de investigación. 

—Sin embargo, que sus notas sean fantásticas, no significa que su manera de relatar historias sean igual de geniales —señalo a la vez que siento su mirada dudosa. —Además, aunque no puedo contradecir su manera de describir los escenarios, muchos de sus personajes carecen de profundidad. Pero, claro, es una opinión personal. 

—Mmm... 

Elian se había acomodado con el pecho apoyado en el cojín y sus brazos cruzados sobre el brazo del sillón. Sus botas estaban levantadas para no ensuciar el mueble y me miraba con su cabeza ladeada hacia la izquierda. 

—¿Qué pasa? —pregunto. 

—Nada, es solo que me he dado cuenta del porqué te gusta Gorriones —menciona antes de volver a acomodarse realizando una media vuelta y apoya el dorso de sus botas en el otro brazo del sofá. Acuesta su cabeza sobre la almohada y mueve una mano en el aire. —Vamos, comienza —dice al momento en que posa sus manos sobre su estómago. 

En las últimas semanas, Elian ha mejorado bastante. Ya no se centra tanto en estudiar o encerrándose en su habitación. Inclusive, la semana pasada fuimos a la feria para divertirnos un poco y distraernos de las preocupaciones. También, una vez salimos al mercado junto a Raissa y Owen. Muchas veces trataba de mantenerse feliz ante los demás; sin embargo, la mayoría del tiempo se mantenía callado y no quería hacer nada. Es por ello que empecé a leerle los libros que estaban en la biblioteca de su casa por la tarde. A veces se queda dormido, y otras, me interrumpe para realizar una teoría o comentar sobre la historia. Asimismo, me está enseñando a dibujar, mientras que yo, a hacer postres. Ah, incluso, hay veces que viene Sean para conversar o jugar tomen, un juego de mesa de estrategia que solo ellos entienden. 

Los días pasan y creía, creíamos, que todo iba para mejor. A pesar de que Elian no nos decía mucho sobre sus pensamientos, por lo menos aceptaba y nos decía que se sentía mal, agotado o preocupado. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos que estábamos haciendo, su comportamiento de hoy, durante clases, ha sido de más extraño.

Atum —saluda Sean encontrándonos en la entrada de la academia. —¿Vamos a la taberna?

Ya se hizo una costumbre ir ahí luego de las clases. Iba a aceptar la invitación, cuando Elian me interrumpe.

—N-no puedo —responde con la cabeza gacha. —T-tengo que ir a casa.

Sean me pregunta con la mirada extrañado y niego con la cabeza encogiéndome de hombros. 

—Podemos ir todos juntos —propone el castaño.

—¡N-no pueden! —ataja Elian. —Te-tengo cosas que hacer, ¿bien? —contesta casi gritando.

—Hey, podemos ayudarte —le digo tranquilo tocando su hombro.

En respuesta, Elian rechaza mi apoyo interviniendo mi mano con la suya, y retrocede. ¿Por qué está tan asustado? Sus ojos abiertos llenos de miedo, empiezan a tener un brillo triste y lloroso. Esa imagen me recordó la primera vez que lo vi así, cuando se tropezó en la feria. 

Once in the Red MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora