He estado pensando en versos y en ocasiones con ellos converso, me hablan de un lugar en donde los sueños se hacen realidad, donde el dolor es un mito y el sufrimiento un misterio, donde la infelicidad es opcional y en donde nadie tiene motivos para...
El infierno que conozco disfraza sus llamas en el materialismo tenaz de una mente en blanco, mientras incinera almas que no hallaron calma y se perdieron en su infierno. El infierno que conozco hace promesas sobre un mañana idílico, mientras los sueños del hoy se pierden en el incierto mañana que tal vez nunca llegará. El infierno que conozco está lleno de aparente felicidad, mientras las sonrisas se desdibujan al llover. El infierno que conozco está lleno de sueños olvidados, reemplazados por la subjetividad de lo necesario, que no siempre es lo correcto y lo incorrecto se desvanece. El infierno que conozco, juzga, escudándose detrás de su agrietada moral o un título en papel. El infierno que conozco ilusamente cree en la existencia de justos, pero los sentencian a la misma miseria que a los que juzgan. En el infierno que conozco las almas lloran las tinieblas que las poseen; desgarrando su piel hasta apagarlas. En el infierno que conozco la mentira no pretende ocultar la verdad, sino usurparla. En el infierno que conozco se destruyen unos a otros, idealizando un enemigo, cuando solo existe uno y podrás verlo en el reflejo de este mundo roto. El infierno que conozco, este gran ser ficticio; real, abstracto, concreto, es la calidad de personas que lo habitan hecha prisión; una prisión de cristal que hemos creado e irónicamente nos destruye, yace de la piromanía que nos domina; el tener que cuestionarnos para ser felices, el cuestionamiento innecesario, la autocompasión, en un ciclo perenne de, ¿por qué me pasa esto a mi? Nos condenamos a diario al fuego, temiendo de un infierno después de la vida cuando toda la vida hemos vivido en él. Este, este... es el infierno que conozco.-G.L
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"El ambiente sabe a azufre, pero no es culpable de lo que sufres". -G.L