He estado pensando en versos y en ocasiones con ellos converso, me hablan de un lugar en donde los sueños se hacen realidad, donde el dolor es un mito y el sufrimiento un misterio, donde la infelicidad es opcional y en donde nadie tiene motivos para...
Hablemos de etiquetas, las que la sociedad hipócritamente usa para determinar tu valor; estigmatizando y sentenciando por el simple hecho de ser quien eres. Sí, etiquetas, las cuelgan en tu imagen mientras esparcen rumores de quien suponen que eres, puesto que ni siquiera se toman unos minutos para conocerte, simplemente se sientan a juzgar porque es su pasatiempo favorito. Todos somos libres de dar opiniones o críticas; es común en el ser humano, pero pretender poder definir y sentirse con la libertad de condenar a alguien por cómo luce o por lo que usa, definitivamente debería ser considerado un delito, ya que violan todas las líneas de lo "moralmente correcto", pero ellos ajustan su moral dentro de sus parámetros prejuciosos, manejan una política doble moralista más agrietada que sus propios corazones; si es que tienen uno, por supuesto. Llenan su vacío con comentarios no deseados y totalmente superfluos, que sólo evidencian miseria e infelicidad, y es que eso a lo que llaman código de vestimenta no existe, simplemente son cadenas de estereotipos creados por el propio hombre para mantenerte en el suelo; y es que, el que hombres y mujeres lleven el cabello largo o corto, no está mal, no determina su identidad u orientación sexual y si es así no es un problema, y aún peor un problema tuyo; no existe una forma perfecta o adecuada para caminar o vestir, con el simple hecho de movilizarte a donde desees y el lucir como tú es la verdadera perfección, aunque ésta no exista, pero si existiese definitivamente equivaldría a la libertad del ser. El que se diga que no luces lo suficientemente masculino o femenina, es un problema, pero no tuyo, sino de aquella persona ajena; el que te arregles de más o de menos es tu decisión, no un reglamento; el que tu vestuario sea muy ajustado o pequeño no hace que deje de ser una vestimenta, no hace que el valor y respeto que mereces disminuya y mucho menos justifica agresiones o insultos generados por quienes no conocen el respeto y la integridad personal; tu tono de piel no te convierte en un lacayo, delincuente o enfermo, así como el que seas o no muy delgado te convierte en drogadicto o físicamente menos atractivo, y es que incluso a la atracción la tienen estereotipada, ¿y es que quien quiere poseer una belleza atractiva cuando puede tener una atrapante?, es probable que ahora no lo entiendas, pero lo harás en algún punto. El amor tampoco posee etiquetas; es amor, amor es amor. El que se diga que eres el tipo listo no significa que lo sepas o tengas que saberlo a todo; este es un mundo interesante, siempre habrá algo nuevo que aprender, no te presiones demasiado. Traer ojeras no está mal; es un secreto, pero algunos no saben que las mejores fiestas se viven de noche; recostado en tu cama, mirando al techo, intentando responder tantas preguntas sin respuestas. Tu cuerpo es tuyo; no le pertenece a nadie más, es el único lugar en donde tu alma estará a salvo, lejos de toda la basura del mundo, cuídalo. Éstas y otras tantas creencias se rumoran en varios rincones del mundo, en ocasiones lo notas con una risa indiscreta o con una mirada que juzga; la forma en la que pasan son variadas, hay que reconocer que aunque su creatividad sea limitada se están esforzando por hacernos sentir culpables y avergonzarnos de ser nosotros; si supieran la compasión que produce el ser ellos. Una vez un alma noble en el camino me dijo que los defectos no existen, ya que no existe una lista o reglamento señalando cada uno de ellos, me dijo, que sólo son creados para hacernos lamentar y desear ser diferentes; para hacernos infelices, pero ya sería un mundo muy monótono si permitiéramos que eso pase. Definitivamente es lo mejor que me han dicho, este mensaje es más suyo que mío, pero nunca le ha molestado compartir. Y es que al final del día todos somos iguales, pero por lo diferentes que somos; por lo libre que deberíamos ser, lo único que nos separa y clasifica son las etiquetas, mismas creadas por una sociedad gobernada por prejuicios y un serio problema de identidad, pero ser parte de ella nunca ha sido un requisito para vivir, y es que no se puede vivir sin ser; sin ser quien eres, porque siempre tendrán un problema, nunca será suficiente para ellos, siempre verán algo malo en ti, y como dije, el problema no es tuyo, sino suyo. Deja de atormentarte y permítete ser tú; ser feliz, ser, así que se. Bien, te lo dejo de tarea por haber llegado hasta aquí.
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"El problema no son las etiquetas, sino que pretendan determinar tu valor con ellas".-G.L