He estado pensando en versos y en ocasiones con ellos converso, me hablan de un lugar en donde los sueños se hacen realidad, donde el dolor es un mito y el sufrimiento un misterio, donde la infelicidad es opcional y en donde nadie tiene motivos para...
Dicen que los ojos son las puertas del alma y por mucho tiempo indagué en qué tan cierta era esta filosofía; si no era más que sólo una superstición o alguna realidad divina que se divisaba con devoción; un camino abierto a la calma o a ojos cerrados a la espera de alguna pasión. Encontré la Iris, la córnea, las pupilas y el lagrimal, pero no había nada más, ¿Acaso estaba vacío o no era más que sólo un niño perdido en un cuento que no sabía interpretar? Seh... eran preguntas complejas, que ya no podían detenerse; un daño irreversible de un pequeño inconsciente, un inseguro niño que con cada parpadear se devuelve, al mismo punto que desenvuelve: Mi alma posee pequeños matices de aquellas plegarias de los días grises; y pequeños matices de todo aquello que no me dice. Ten cuidado con lo que predices, me dicen. Y es que no es una cuestión de predecir, sino de conocer y esto es lo que sé, ¿Que cómo lo sé? Pues... dejé de preguntar y comencé a responder.
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