He estado pensando en versos y en ocasiones con ellos converso, me hablan de un lugar en donde los sueños se hacen realidad, donde el dolor es un mito y el sufrimiento un misterio, donde la infelicidad es opcional y en donde nadie tiene motivos para...
¿Soy feliz? Es una pregunta que muchas veces hemos ignorado por no indagar en el dolor de la verdad, es una pregunta incesante que siempre está ahí, ya sea en aquel momento hilarante junto a rostros afables en el que sin aviso la melancolía penetra tus poros, desdibujando la alegría en tu sonrisa, perdiendo la vitalidad; tornándose funesta, o ahí, en una esquina de tu habitación en donde sacudes las manos en tu despeinada cabellera, mientras el frío hedor del sudor desciende desde la cima de un corazón abierto, pero aún latiente y toda tu vida cae a tus pies. - En las vacías calles de hielo que aguardan la llegada del alba, donde todo sentimiento hace eco; donde tus pisadas hacen eco, y dejan de ser tan insignificantes en el mundo, y tus huellas en la acera guían a los recuerdos a la puerta del olvido. Cuando el cielo se camufla y lo único visible es el resplandor de sus pecas como luces parpadeantes, pero muy lejanas; al igual que la felicidad, pero a esta, no logras verla. Al borde de un precipicio de promesas con una vista perfecta al rascacielos del ayer, mientras la tentación de saltar te consume. En una extensa llanura, entre la nada y un todo; donde te sientes nada y lo sientes todo. En ese momento de ataraxia en el mar en donde por unos segundos logras sentirte parte de él; caes como una pluma mientras el agua bordea tu silueta y tus ojos en el cielo reclaman su vuelo, y la eternidad es el momento. - Sí, "¿soy feliz?", es lo que nos preguntamos, porque nos las han pintado como un sueño perfecto, pero olvidan mencionar que tenemos que despertar. Creemos en la eternidad de la felicidad, pero la felicidad no se vive en siglos, sino en momentos; no se marca en horas, sino en sonrisas; no tarda, es exacta. Es por ello que nunca se recuerda un día completo, tan sólo momentos, esos momentos en el que no nos preguntábamos si éramos felices, porque estuvimos muy ocupados siéndolo. -G.L
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