Aquella...
Era imposible no percibir su llegar al oír los tacones en ascenso; la dama. La dama carmesí vestía luciendo un elegante atuendo de inconmensurable mondo; era una dama inmarcesible, que intimidaba con su derroche de incandescencia. Su sonrisa camuflaba su vocabulario vapuleante, los monistos abrazaban sus muñecas y cuello, mientras chocaban entre sí; las ondas de presunción e imperturbabilidad la hacían la única habitante de una atmósfera bienquista. La dama carmesí podía llegar a ser muy cruel con las palabras que liberaba de sus labios que agrietaban el pecho.
Dama que derrama derrochando lo que ama, dama que florece en la masacre; donde nada crece, dama astuta y nada la inmuta, dama que conforta hasta que ahorca, dama que lucha por lo que nadie escucha...
Caminaba al compás de la paz; de su paz, tan acendrada; pero adornada por pequeñas pizcas de rojo carmesí, casi tan funesto como el de sus labios.
Su intuición era fatídica que condenaba a un desenlace de desdicha, a todo aquel que con osadía fisgoneaba entre sus pisadas.
Dama etérea; como sólo ella, dama intrínseca; excéntrica, dama exuberante que desvaneció a la de antes, dama implacable; a pesar de lo que hablen, harpía; a pesar de lo que digan, dama insaciable con deseos entrañables; ocultos y banales.
Dama que sucumbe con un deseo vehemente a quien la tiente, pues no es condescendiente, ya que ahora nada siente.
Y se desplaza... entre el ambiente funesto esquivando los cadáveres que obstaculizan la brisa que no avisa a menos que alguno emita un grito desgarrador entre las cenizas que ella pisa, para luego desvanecerse en el viento cuando lo deje sin aliento.
Ella es una dama. -G.L
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El diario de un LOCO con delirios de POETA
PuisiHe estado pensando en versos y en ocasiones con ellos converso, me hablan de un lugar en donde los sueños se hacen realidad, donde el dolor es un mito y el sufrimiento un misterio, donde la infelicidad es opcional y en donde nadie tiene motivos para...