He estado pensando en versos y en ocasiones con ellos converso, me hablan de un lugar en donde los sueños se hacen realidad, donde el dolor es un mito y el sufrimiento un misterio, donde la infelicidad es opcional y en donde nadie tiene motivos para...
Sí, lo sé, somos aves adiestradas para imitar y es así como ignoramos nuestros pensares, porque no sabemos qué son; no nos lo enseñaron. Sí, lo sé, mantener la estabilidad en un punto de equilibrio puede parecer una ilusión lejos de alcanzar, considerado un mal sueño por ser perfecto y este ser el mundo real. Dicen que no debería haber espacio para la fantasía, ya que esta es considerada sinónimo de ingenuidad y debilidad, el no saber cuando renunciar visto como rebeldía ignorando metas que con el tiempo se degradan hasta finalmente desaparecer, y en aquel lugar donde alguna vez hubo vida yace la agonía más vil, porque sentir la muerte en vida hace de este un poema funesto en el que sólo vives cuando alguien te lee y una vez finalizado vuelves al vacío espacio al que llamas vivir. Todos te alientan para luego golpearte, cuestionan la inseguridad con la vistes olvidando que fue su obsequio hereditario de una vida entre jueces aficionados, te desean lo mejor después de vapulearte con comentarios, ¿irónico?; lo es, pero lo consideran icónico, normalizan la infelicidad haciendo de todos un eslabón más en la peor cadena del mundo. Entonces todos dirán, "¿por qué dices esas cosas", las señalan como falacias o locura, cuando las llamadas falacias son lo único real en ellos, y yo pues... estoy loco, soy un loco lúcido al que su único diagnóstico real es decidir ver lo que ellos ignoran, esa es mi condena y vale completamente la pena, aunque muchas veces veo sus sonrisas y se ven realmente felices, es entonces cuando deseos vagos cruzan mis pensamientos; si la ignorancia te hace feliz desearía ser ignorante, pero es entonces que mientras se va apagando su sonrisa ya no hay nada, y logro a lo lejos divisar que tan sólo están continuando con la función para pretender ser felices. ¿Pero qué se yo?, tan sólo soy un adolescente con serios problemas de demencia, no conozco el mundo, ni a su gente, llego a ser insolente por mi falta de cortesía, así era; ¿no? ¿O acaso me faltó alguna cortina para ocultar su decadencia?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
