Lo que viste la piel ☾

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Lo que viste la piel; es intangible, lo que viste la piel; es invisible, pues para la percepción tan sólo existe lo que ve. Lo que viste la piel; es nefasto, lo que viste la piel; es vil, lo que viste la piel; es perverso, lo que viste la piel; no se desviste. Aquello que viste y camufla, aquello que se esconde y observa a través del espejo del mirar y ni el mar limpia, aquello que se oculta y disfruta el ambiente funesto sin sentirse  abrumado, aquel que se pinta de colores que no posee y alardea sobre melodías que no emite, aquel que goza del sufrimiento y desea con vehemencia el mal e infortunio para las demás almas miserables que rodean este cementerio de penas y lamentos.
Lo que viste la piel se alimenta del tumulto desgarrador que emiten voces lejanas transportadas en el aire, su apetito es voraz e insaciable y su sed es de pena y amargura. Lo que viste la piel disfruta jugar a ser juez y condenar a cadena perpetua a la cárcel de la decadencia, infelicidad y rencor.
Lo que viste la piel guarda rencor; quema, eliminando su fuego junto a la sal que baña sus poros y consume la paz al olvido, el resentimiento en ella se abriga de sutileza que se destruye cuando el mirar calcina, reduciendo todo a una ilusión de bienestar que desaparece junto con las cenizas en el aire. Su ira no se limita, es una asesina que alimenta sus tentaciones de fantasías; somos perfectos asesinos de juegos mentales, el amor destila sobre el odio como una luz tenue que sólo produce destellos intensos cuando todo se desvanece, cuando nadie observa, cuando nadie juzga y la calidez baja su temperatura; conforta y es cuna de sensaciones nativas de un pecho marchito.
Lo que viste la piel no refugia buenos deseos, es erizada por deseos perplejos; ajenos a quien se pretende ser. Mudan el atuendo de su piel a uno moralmente incuestionable, pero la tinta que cubre sus poros lleva impregnada todas las preguntas; se visten de etiqueta y se adquieren al valor de una, su concepto de dignidad es tan superficial que se obtiene en monedas.
Sacude el polvo eucánime que invade su acendrado atuendo de tristeza y miseria, a pesar de ser lo único real que luce, en un intento de cotejo que busca inquirir en su cinismo jocoso, causante de escalofríos por lo estrépita que es su naturaleza, que incita a musitar en el idioma de la melancolía, perdiendo la certeza de la certidumbre en este frenesí petulante, y su único remordimiento es su falta de opulencia. Aborrece a la elegía entrañable e inconsistente que se presenta infructuosa ante aquel fracaso que denotas, desviste tu benevolencia y determina qué tan real es. - G.L

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El diario de un LOCO con delirios de POETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora