Tuve algo de tiempo para ponerme a editar el cap. así que espero les guste. Gracias por pasarse, no se vuelvan locas por Iker, él en realidad es un hijo de su mala madre. No digan que no les advertí xDDD
Capítulo V: Pacto entre sombras
Ailim soltó un bufido, intentando inútilmente arreglar aquel mechón de cabello que insistía en caer sobre sus ojos. Estaba acalorada y bastante agitada, pero Iker no daba señales de querer disminuir la velocidad. Ella no tenía nada en contra de una sana caminata, pero parecía que él se afanaba por buscar los caminos con la mayor cantidad de obstáculos posibles. Sin duda alguna se estaba divirtiendo a sus costas, tomando ventaja del hecho de que ella no sabía dónde vivía él. De saberlo habría tomado el primer carruaje en esa dirección, dejando al extraño y poco caballeroso espécimen de hombre atrás.
—¿Quieres por favor detenerte? —Llevaba alrededor de diez minutos pidiéndole de la manera más solícita, que le diera un respiro. No era una floja, ella pensaba que tenía un buen estado físico. Pero no era lo mismo recorrer Londres del brazo de un caballero que correr detrás de uno cargando un costal repleto—. Por favor, Iker…—Debía lucir tan patética como se sentía, pero qué va, no estaba pasando su mejor día y él parecía que acababa de empezar con su tortura—. Detén un carruaje, te lo ruego.
Él finalmente se volvió sobre su hombro, para dirigirle una breve sonrisa falsa.
—¿Qué ya estás cansada?—instó burlón, ella enarcó una ceja apenas conteniendo una respuesta rabiosa. «No vayas por ese camino amigo, no sabes de lo que es capaz una mujer molesta»
—¡Me has tenido corriéndote por toda la ciudad! —Avanzó hasta posar la punta de su dedo sobre su pecho, tratando de no pensar en lo solido que se sentía el cuerpo de ese infeliz, y enfocó su ira—. ¿En dónde diablos vives?
Iker bajó la vista hasta su mano y luego volvió a subirla enarcando una ceja en su dirección, Ailim quitó su dedo al instante como si con ese simple gesto la hubiese palmeado para que no se atreviera a cruzar esa línea.
—No falta mucho. —Y entonces se dio la vuelta para retomar el paso. Condenación, ese hombre la haría perder los estribos.
—Al menos podrías ayudarme con esto… —masculló sufriendo para levantar su saco, él le respondió como de costumbre: encogiendo los hombros—. ¿Qué clase de caballero eres?
—Uno que respeta las pertenencias de una dama.
—¡Ay, por favor! —exclamó irónicamente—. Si respetas las pertenecías de los demás, no tendrás reparos en devolverme a mi sobrina.
—Estrictamente ella no es de tu pertenencia, si debería de regresársela a alguien, esa persona sería Ivanush.
Ailim rodó los ojos y en un acto de completa exasperación, levantó en el aire su costal y se lo aventó a la espalda. Iker se detuvo abruptamente y su mirada verde por un segundo pareció escupir veneno.
—¡Quiero a mi sobrina!—le espetó, sin ánimos de dejarse amedrentar por su desdén.
Ella no le temía, pues hasta el momento Iker no había hecho gala de su posición para desmerecerla. Era un punto a su favor, ya que eso le daba la libertad de tratarlo como a un igual, algo que nunca podría hacer con otros hombres. Pero quizás en esta ocasión, se le había pasado tal vez un poquito la mano. Esa era la razón por la cual hombres y mujeres no se trataban en términos de igualdad.
—Pues yo quiero un dragón, aparentemente no podemos tener todo lo que queremos. —Y tras soltar aquella extraña frase, se giró sobre sus talones sin hacer mención alguna de su arrebato.
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El Conde Fantasma
Historical Fiction¿Cómo explicarías la conexión entre dos extraños? ¿Lo llamarías casualidad o destino? Las personas tendemos a creer que existe en el mundo un alguien especial. Y algunos desperdician la vida entera, sumergidos en esa búsqueda. Pero ¿qué tal si lo qu...