¡Buenas! Ya que me levanté temprano en domingo, me dije que mejor dejo un nuevo cap. Y acá estamos, empezamos a ponerle un poco de drama a esto xD
Capítulo III: Aperitivo
No importaba cuánto alzara la voz, no importaba cuánto se esforzara; esos hombres simplemente seguían ignorándola. Pero ponerse a soltar improperios no la ayudaría, ¿verdad? Ailim sintió un tenue apretón alrededor de sus dedos, los mismos la ayudaron a escapar de esas extrañas ideas condenatorias, ponerse agresiva no serviría de nada. Lo sabía, lo aceptaba. Bajó la cabeza en dirección de la persona que intentaba llamar su atención y a fuerza de voluntad recompuso su expresión, para no lucir tan demacrada como se sentía por dentro.
—¿Dónde está mamá? —preguntó la pequeña con los ojos ligeramente humedecidos. Ari no había roto en llanto, no había armado una rabieta como se esperaría de una niña de ocho años. Ailim sonrió con aspereza, su sobrina era más valiente que ella.
—Ella está bien —murmuró con poca convicción, aun así Ari la recompensó con un asentimiento optimista.
Ailim clavó la vista en el escritorio enfrente de ambas, estaba aturdida y sus pensamientos parecían navegar lejos de esa catedrática oficinilla. Recordaba los sucesos de esa mañana aún como algo completamente ajenos a su persona. Había, literalmente, amanecido en medio de un caos. Su hermana quien la había arrastrado fuera de la cama, le gritaba incongruencias apremiándola incesantemente a hacer las maletas. Algo que la había tomado completamente por sorpresa. Mientras ellas discutían las implicaciones y razones para encarar tal empresa sin ninguna planificación de antemano, unos hombres que ella nunca antes había visto, irrumpieron en su humilde morada. A empellones y amenazas con espadas, lograron arrancarle a Ivanush de los brazos. Ailim automáticamente había corrido a la habitación de la durmiente Ari y sin darle tiempo de vestirse adecuadamente, salieron detrás de la carreta con barrotes que amenazaba con deshacer su pequeña familia.
Lo siguiente que supo fue que ambas se encontraban esperando a quién sabe que hombre, en la diligencia donde se llevaban acabo las detenciones de los criminales.
Su hermana una criminal, eso le había gritado el corregidor mientras vociferaba a viva voz que una asesina no tenía derecho a visitas. Por esa razón Ailim no había movido un músculo decidida a ver a Ivanush, pues podría jurar sobre la tumba de su padre que ella no era ninguna asesina. Pero su determinación comenzó a flaquear en cuanto oyó a los guardias jactarse de la proeza de la joven apresada. No le agradó para nada darse cuenta de que tratándose de quien se trataba, era muy posible que Ivanush hubiese pretendido lastimar a ese individuo. No matar, pero seguramente causarle un sufrimiento acorde con el que ellas habían vivido a sus costas. Él estaba en Londres y por el impulso de su hermana, comenzó a sospechar que él recordaba bien quienes eran ellas.
Se tensó frente a ese pensamiento, no quería que la encontrara, verlo o siquiera pensar en él era igual que auto infringirse dolor.
—¿Es usted la señorita Illiria? —escupió entre dientes el idiota que la había atacado verbalmente ni bien puso un pie allí.
El corregidor sabía muy bien quién era ella, pues Ailim se había encargado de dejarle claro a quién buscaba varias veces al exigir su liberación. Pero seguramente el hombre intentaba provocarla para tener una excusa pertinente y echarla en un calabozo también.
—Sí —aseveró mientras se ponía de pie en un impulso. Ari volvió a aferrarse a sus piernas, quizás tratando de proteger su vista de tan desagradable espécimen de hombre—. ¿Ya puedo ver a mi hermana?
Él masculló algo incongruente y con un ademan la invitó a seguirlo, mientras se alejaba por uno de los oscuros y estrechos pasillos. Ailim cubrió a Ari con su cuerpo, caminando a paso sopesado pero con la cabeza bien erguida. El corregidor se volvió para observarla por sobre el hombro, luego de exponer una sonrisa lobuna chasqueó la lengua.
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El Conde Fantasma
Narrativa Storica¿Cómo explicarías la conexión entre dos extraños? ¿Lo llamarías casualidad o destino? Las personas tendemos a creer que existe en el mundo un alguien especial. Y algunos desperdician la vida entera, sumergidos en esa búsqueda. Pero ¿qué tal si lo qu...