Almas enlazadas - Lumity AU

» Castigo «

El peliplateado carcajeaba sin detenerse frente al hombre, tenía los nudillos pálidos debido a la fuerza en como presionaba sus puños y su mandíbula dolía de igual manera.

—Debes estar muy decepcionado, James. Tu hija es una vulgar lesbiana - rió con más fuerza -

—Tu opinión no es bienvenida, Richard - declaró tajante -

—Vamos, no la puedes encerrar para siempre en su antigua habitación - intervino su esposa -

Habían llevado a su hija a la mansión donde sin pensar más tiempo, Noceda encierra a su hija a la habitación que tenía cuando antes vivía allí. Richard Black los había acompañado durante el trayecto sin apartar la enorme sonrisa que tenía; uno de los más grandes hombres a nivel empresarial, uno de los más poderosos, aquel que a simple vista no tenía ni una sola debilidad más que su perfecta hija - su ahora no perfecta hija - se veía tan vulnerable ante la declaración de la morena.

—Quién diría que la tanta adorada princesa, tiene unos gustos muy extraños.

—¡Callate! No tengo idea de que haces aquí pero te recomiendo, no, te exijo que te largues de mi hogar, las negociaciones acabaron, no verás ni una sola pizca de bondad de mi hacia tu persona. - declaró con enojo -

—Jajaja vamos amigo, no tiene porque ser así, me necesitas y lo sabes - se acercó a él -

—No, claro que no. No me uniría a una persona que tuvo el descaro de insultar a mi hija. ¡Guardias!

En seguida un grupo de hombres, altos y con traje, aparecieron detrás y a los lados del líder de los Black, arrugó las cejas sin apartar su mirada llena de odio del moreno frente a él y siendo arrastrado por la seguridad del lugar, se fue de la residencia.

—James - llamó Edalyn -

—Ahora no. - subió las escaleras — tengo muchas cosas que aclarar.

Blight había estado en la casa de Luz por mucho tiempo, veía con esmero como las manecillas del reloj principal se movían y la morena no aparecía, estaba preocupada, intrigada de hecho. Luego de su turno, había ido de nuevo a la oficina de la CEO para solo encontrar a Park terminando de lo que sería papeleo, no había vuelto y habían pasado ocho horas.

—Habla Luz, en este momento no estoy disponible pero puedes dejarme un mensaje después del tono. Pipk - escuchó la contestadora del celular de la empresaria-

—Donde estas - habló preocupada -

Una parte de ella le decía que Vertier no le daría respuestas sobre el paradero de Noceda, así que acudió a una tarjeta muy bien guardada en su billetera. Edalyn Noceda Clawthorne decía en el pequeño cartón junto con un número de teléfono.