» Cuento de Amor «

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Primera parte

Os presento un reino próspero y reluciente, pero con un pueblo atemorizado por las recientes batallas contra un reino lejano más grande que Camtons, dependían de su rey y los soldados, así como también de su única heredera la cual se preparaba arduamente a dirigir el reino a su gran mayoría de edad.

La pequeña castaña nunca entendía el mal humor de su padre así como tampoco la preocupación de su madre, quien mayormente por el día se le miraba con una gran sonrisa pero está decaía con cada noche que pasaba. Estaba confundida, que debía hacer para que todos sonrieran, parecías frustrados y muy atemorizados, juró arreglar el problema algún día.

—Hija mía, conocerás a tu prometido el siguiente día. - le informó su padre cuando a penas ella tenía ocho años de edad -

No sabía a qué se refería y fue a la biblioteca donde a su madre encontraría, con agilidad subió a una silla y con su mirada tierna junto su voz suave como cualquier niña, le preguntó a su madre quien la miraría confundida.

—Te lo explicaré en el futuro, de momento harás un amigo y tendrás a alguien con quien jugar - sonrió la mujer, mientras su cabello acariciaba lentamente -

El día había llegado y con emoción bajó la escaleras seguida de un sirviente bien arreglado, las puertas se abrieron y dieron a conocer a un joven a puesto de la misma edad que ella.

Los presentaron y ambos jugaron mientras que los adultos arreglaban sus asuntos, una paz que nunca llegaría, un acuerdo que se prolongarían y muchas más vidas se arriesgarían.

Pues los jóvenes príncipes ya no se verían

La guerra era feroz, pues si el joven heredero no quería ver a su prometida, la paz jamás sería establecida entre ambos reinos por el lazo de compromiso que Lucía y Blaz tenían.

—Nunca conquistaras mi territorio - encaró con su espada -

—Lo que ahora quiero es tu cabeza.

Los años pasaban con su rivalidad, que mientras más discutible se hacía más fuerte era el problema. De la nada el joven heredero quien ahora tenía diecinueve, accedió a ver su prometida, quien ya tenía a alguien en su vida.

Sus miradas se cruzaron más de una vez y esos ojos avellana, lo enamoraron, algo que no creyó posible luego de los años al perder a su primer amor, aquella que no se salía de su corazón.

—Príncipe Blaz se que quiere lo mismo, el compromiso debe ser roto y si ambos accedemos la guerra pararía pues la culpa ya no sería de nadie - pidió la morena -

Se encontraban a solas en una parte alejada en el castillo de su alteza, el soldado que se encargaba de la seguridad de la princesa no se encontraba con ella en ese momento pero en camino ya estaba, abrió las puertas con fuerza pues su seguridad le interesaba.

—Su alteza, perdone mi opinión pero creo que no será necesario, mis sentimientos han cambiado con el pasar de los meses y prometo ser yo quien haga de sus días felices. - besó su mano -

La persona de armadura apreta su agarre en el mango de su espada, no tolera ver eso pero otra opción no tenía, entristeció de inmediato e irse quería.

Su rostro se acercó al de la morena con intención de robarle un beso.

—Lo lamento, Blaz. - detuvo la chica -

Almas enlazadas - Lumity AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora