» Dejaría todo por ti «

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F. F

Cayó la noche, la residencia Noceda estaba muy bien resguardada en todo momento por orden de James, quien se había metido más en su trabajo para mantener ocupada su cabeza en otros asuntos.

Cerca de las rejas que rodeaban la mansión, Blight caminaba con sigilo evitando pisar alguna rama u hoja que diera a la vista su posición, podía notar la luz de las linternas de los guardias quienes lamentablemente se veían armados, algo que casi paralizó a la peliverde, tragó saliva y se fue al punto débil de la seguridad, un espacio accesible oculto por un arbusto muy bien cuidado, Edalyn le había dado aquel dato pues había ocupado la tarde de su hija hablando y aconsejándola.

—Que fue ese ruido.

De inmediato dos hombres de turno se acercaron defensivos a la zona.

—Tal vez fue un animal, tal vez el búho de la señora. - dijo uno bajando su arma -

No habían visto nada más que los árboles que rodeaban la mansión así como también el pequeño y delicado jardín que Edalyn tenía.

Hmm tienes razón, tal vez Owlbert esté por allí - guardó el arma en su estuche regresemos.

Ya alejados, Amity suelta el aire que había contenido para no producir ruido alguno y caminó con rapidez por el lugar ocultándose en las flores del jardín. La pregunta que se hacía ¿como llegaría al segundo piso? Deseaba encontrar un árbol cerca de la ventana de su amada pero al ir al lugar no había nada más que una piscina cubierta, tenía que apurarse.

No podía tampoco llamarla, pues la madre de la morena le había advertido que la biblioteca personal de su esposo se encontraba al lado, era un espacio que había diseñado el mismo para pasar el rato y terminar el trabajo que no concluyó en la oficina de la empresa.

—Al diablo - murmuró -

Tomó la soga de su hombro, ató un pequeño gancho en uno de los extremos y lo lanzó al balcón.

Dentro de la habitación, el ruido producido por el gancho, atrajo a la castaña quien estaba sentada en su escritorio con una pequeña luz encendida a su lado, se levantó y deslizó la puerta para asomarse encontrando una cabellera menta.

—¿¡Estas loca!? - gritó en un susurro -

La ojiambar levanta la mirada sonriendo al ver a su amada.

—Por ti, querida, loca por ti - sonrió -

Siguió escalando hasta que a lo lejos pudo ver la luz de las linternas, con ayuda, subió de inmediato y llevó consigo la soga para no ser descubiertas.

—Me alegro de verte de nuevo - abrazó -

—Sigues siendo una princesa - correspondió -

Haciendo referencia al sumo cuidado que tenía el hombre de tes morena hacia su hija. El momento parecía demasiado perfecto, con el seguro puesto en su puerta, solas en la sombra de la habitación, podían hablar despacio y amar cada susurro sobre el suave colchón de la cama.

—¿Te hizo algo? - preguntó en su cuello -

Le daba cortos besos cerca de su mandíbula y acercándose al lóbulo de la oreja de la morena quien se relajaba pero a la vez excitaba con el tacto.

Almas enlazadas - Lumity AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora