» Cercanía «

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No debió seguirla, su corazón roto casi trizas necesitaba estar solo por unos días, tal vez no pero lo que menos anhelaba en ese instante era que la morena la siguiera.

—Boscha...¿Estas bien?

Se sintió como una tonta ante la pregunta, claro que no lo estaba, a juzgar por su expresión y por cómo toma en puño su pecho, estaba siendo consumida por todo.

—Vete con tu novia - habló entre dientes -

—No me iré a ningún lado B. - dio un paso hacia adelante mírame...por favor.

Era un desastre, no deseaba que la viera en ese estado, su mansa voz la empezó a relajar con tan sólo el mírame que tanto pedía la morena, tan pronto como sintió que Noceda estaba más cerca de ella, se giró de la misma forma manteniendo su mirada gacha y se lanzó hacia sus brazos en busca de consuelo.

Reino de Camtons— tiempo xxx

A la entrada del castillo se ubicaba un carruaje de suma importancia que se movilizaba frente a la gran puerta hacia el castillo de su majestad el rey Edgard, claro quedaba que la princesa se aquel próspero reino estaba siendo preparada para la reunión que se daría.

—Amelia, tranquila - alisó -

—Mi princesa, tengo un raro presentimiento de que algo sucederá en aquella junta - tomó su mano guiando la hacía el pecho de su armadura -

La chica sonríe, a pesar de ya ser mayor, las personas a su alrededor la cuidan demasiado como si el simple rasguño en alguna de sus extremidades fuera el mayor de los temores en todos.

—Todo estará bien - miró a todos lados -

Se puso de puntillas para levantar el casco de la contraria mostrando un corto cabello castaño y unos ojos ámbar que tanto la enamoraban, rectificando que no hubiera nadie, se puso de puntillas de nuevo para darle un casto beso a su amante.

—Presentando a su majestad el rey Rupert y el príncipe heredero Blaz Le Brun

—Me alegro verte Rupert - miró serio-

—Ja. No has cambiado nada Clawthorne, donde está tu hija necesito ver la otra pieza del acuerdo.

—Mucho cuidado en cómo te refieres a mi hija - sacó una daga clavando la en la mesa de golpe — de otra manera te cortaré el cuello

A pesar de que ambos reyes tenían una batalla de miradas, la del noble príncipe se encontraba apreciando una tez morena junto con una larga cabellera hecha trenza pasar por las enormes puertas haciéndose notar con un sonido ronco de su garganta, los mayores miraron y el rey de cabellera anaranjada acompañada con un par de canas sonríe como nunca al ver a su preciada hija.

Me alegro que no mentías con respecto a tu hija - se cruzó de brazos -

Debía saludarla y presentarse como era debido, pero la sonrisa tan calmada de la muchacha le indicaba una tremenda falsedad a su presencia, claramente no le agradaba la idea del matrimonio arreglado, pero... ¿Lo sabía?

—Me alegro conocerlo al fin, príncipe Blaz - realiza una reverencia —Mi padre habla muy bien de usted.

Almas enlazadas - Lumity AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora