» Momento único «

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“Ahora estoy aquí, permiteme entrar de nuevo a tu vida”

Una cabellera corta a la altura de los hombros bailaba al ritmo del aire mientras los pasos de la chica resonaban en el pasillo hacia su oficina, odiaba tener que trabajar los fines de semana, más aún sabiendo que después de las cuatro de la tarde tendría que reunirse con su mejor amiga.

Pero quejarse no resolvería nada, al menos no sabiendo que ya se había acostumbrado a esa vida desde antes de haber terminado la universidad, sintió un peso menos de encima para luego tener uno mucho más grande como lo es la empresa de sus padres, era hija única y estaban orgullosos de ella pues siempre demostró ser acta para ser la sucesora a esta misma.

Pase - dijo al escuchar que alguien tocaba la puerta cristalina y opaca. — Papá, justo a tiempo, quería hacerte una pregunta.

—Lamento haber hecho que trabajaras hoy - se disculpó el hombre. Tomó asiento frente al escritorio — ¿cuál es tu pregunta?

—¿Puedo encargarme de la construcción del Centro comercial? - preguntó con ilusión -

Pero sólo recibió un rotundo no. No siguió insistiendo, a pesar de haberse preparado tanto para algo como eso, su padre, quien tenía a cargo la empresa donde se encontraba, no le permitía dirigir una de las muchas construcciones que se habían hecho, mientras tanto su madre le había permitido solo estar presentes y dar pequeñas pero grandiosas ideas.

Su día pasó tan rápido que al momento que el reloj marcó las tres con treinta minutos, tomó el ascensor para dirigirse al estacionamiento e irse en su auto hacia el lugar donde encontraría a su imperativa amiga.

Boscha - sonrió al verla. — ¿me esperaste de más?

Mmm no tanto, solo una media hora - bromeó -

—Bromista como siempre - sonrió -

—Que esperabas Noceda, pidamos algo rápido, muero de hambre.

—Pagarás tu entonces - añadió -

Tienes más dinero que yo, no puedo creer que me vayas a hacer pagar - refunfuñó -

—Yo pagué la salida anterior - recordó -

Sin más que añadir, la rubia se cruzó de brazos para luego llamar a uno de los mozos del lugar, la mesa estaba cercana a una de las ventanas del lugar. Las calles no eran de aglomerarse y el tráfico del día no era agresivo, así que la vista era tranquila, solo el ir y venir de las personas además de los autos que llegaban a pasar por la calle.

—Y que te dijo

—Volvió a negarse - dijo cansada. — siento que me ha negado más cosas antes - dijo extrañada -

—Digamos que solo varias ideas, como el parque infantil en medio del parque para perros - rió ante el recuerdo -

—Creí que sería lo ideal para aquellos con mascota e hijos - se excusó - además tenía quince años ¿ok? — dijo llevando una cuchara de comida a su boca -

Siguieron comiendo hasta llegar al postre, donde la castaña pidió una copa de helado de menta con chispas de chocolate, mientras que la rubia frente a ella solo pidió un trozo de pastel de fresas.

En un edificio no tan lejano del centro de la ciudad, salía una castaña de cabello un poco más abajo de los hombros, parecía de tan mal humor que chocaba sin detenerse con cada persona que se encontraba, recibiendo reclamos y demás, por su comport...

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En un edificio no tan lejano del centro de la ciudad, salía una castaña de cabello un poco más abajo de los hombros, parecía de tan mal humor que chocaba sin detenerse con cada persona que se encontraba, recibiendo reclamos y demás, por su comportamiento.

—Maldito pen- - se detuvo para respirar hondo. — Tranquila, es para ayudar que mis hermanos a pagar la universidad, tienes que aguantar - se motivó - espero se estén esforzando, de otra manera los asesinaré.

Se sentía cansada y enojada al mismo tiempo, desde que tenía uso de razón, no había podía dormir placenteramente por los constantes dolores de cabeza que llegaba a tener y cada que podía dormir, solo soñaba algo que ella lo llamaba "rareza" pues en sus sueños siempre aparecía lo que era una chica de piel canela y cabello largo recogido en una trenza, adornada con pequeñas flores, usaba un lindo y largo vestido pero el problema era ella, no la conocía pero muy en el fondo quería verla y poder tomar su mano.

Debía estar bromeando, siguió caminando por la calle, teniendo cuidado de no ser atropellada por algún imprudente, tenía que ir y comprar un late dietético para su estúpido jefe que le veía cara de hacer mandados. Le parecía ridículo, pero si quería sobrevivir más tiempo en esa pocilga de oficina, tenía que hacerlo.

Son veinte con cincuenta - dijo la cajera -

—Tome - y salió del lugar -

Guardaba lo poco que le habían dado de cambio y revisó la hora en su celular aprovechando las calle donde estaba, no se encontraba inundada de gente, tanto oficinistas y demás, como personas que no tenían trabajo a esas horas de la tarde.

Ammy

Una voz suave y delicada la había llamado, levantó su mirada solo para notar que del otro lado de la carretera, había un restaurante lujoso pero eso era lo de menos le importaba la persona que estaba sentada cerca de la ventana, disfrutando de lo que era un helado mientras vacilaba sin detenerse con la chica que estaba sentada frente a ella.

Tenía unas indescriptibles ganas de ir hacia esa zona, tomar a la chica de los hombros para que se vieran fijamente, pero al momento de que estuvo por pasar, la bocina de un auto que se detuvo de golpe, la hizo entrar a la realidad.

Fíjate - renegó el conductor -

—Lo siento - se disculpó sin dejar de ver aquella ventana -

Sacudió su cabeza, tratando de regresar en sí, tenía algo que hacer en ese momento y no era nada relacionado a una desconocida.

Lo que la detuvo al irse fue cuando aquella chica estuvo saliendo del local con aquella mujer rubia de buen porte con cuerpo envidiable, pero la morena no se quedaba atrás, esa falta y camisa de mangas la hacía lucir extraordinaria, la castaña lo admitía, era muy bella, se notaba que cuidaba su piel y no pasaba horas despierta como ella, que se quedaba a altas horas de la noche en la oficina frente a una computadora para terminar un trabajo a tiempo y cobrar horas extras que le venían bien.

—¿Quién eres?

Era la pregunta que siempre se hacía cada que aquella muchacha aparecía en su mente, el recuerdo era fugaz pero su sueños eran más persistentes como si le dieran un aviso.

¿Era extraño querer verla a los ojos y preguntarle si se han visto antes? Veía como las mujeres caminaban hacia un auto ni viejo ni lujoso y es que la morena nunca le había gustado gastar el dinero así como así, un auto normal que se ve todos los días le bastaba, mientras que la rubia luego de ver como su amiga había subido a su auto ella no se quedó atrás y entró a su Mercedes rojo.

—Imposible conocerla, somos de mundos distintos.  - se dijo -

» Espero les haya gustado el capítulo de hoy gente linda, cuídense mucho, los quiero uwu

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» Espero les haya gustado el capítulo de hoy gente linda, cuídense mucho, los quiero uwu.

Elpancito Oscuro 🍞«

Almas enlazadas - Lumity AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora