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Se levantó como cualquier otro día con la diferencia de no tener a su lado a la chica de cabellos menta, desde que estuvo encerrada en casa nunca antes sintió la cama más vacía como ahora, miró su habitación memorando los besos que compartió con su amante y tocó sus labios apareciendo una sonrisa en primera, se sentó en el filo del colchón donde su mirada se posicionó en aquella bandeja con comida, tal parece le habían traído su desayuno, unos huevos fritos con tocino formando una carita feliz estaban muy bien colocados en el plato al lado de un vaso largo de jugo de naranja.

—Buenos días princesa - entró el mayor — oh, veo que estas despierta ¡mucho mejor! ¿Lista para un día de trabajo con papi?

—Ni hablar - tragó el primer trozo -

—Ya hablamos de esto mi vida...

—Corrección, en ningún momento dije que iría a trabajar a Nc. Complex de nuevo. - dijo sin mirarlo -

—¿En serio hecharas a perder todo tu esfuerzo por una mugrosa chica que de seguro y vive en una pocilga? - preguntó irritado -

No tenía caso hablar con él, no llegarían a nada con la conversación así que solo se dispuso a desayunar mientras el observaba con molestia la tranquilidad y poco interés que mostraba la joven hacia el tema.

—Por favor Luz, considera esto, me importa tu felicidad y no confío en esa chica.

—Papá, tu no confías en nadie más que en ti mismo, si la conocieras tanto como yo, sabrías que ella es incapaz de dañarme como tu lo estás haciendo en este momento.

El hombre suspira casi rendido, se acomoda el traje dispuesto a marcharse de la habitación.

—Bien, me veré en la obligación de vaciar tus cuentas bancarias - habló serio -

Se quitó los lentes para limpiarlos y regresarlos a su lugar.

—Por mi está bien.

El mayor no podía creerlo, en serio su hija no le interesaba quedarse sin nada con tal de que al final se le sea concedido el permitirse amar con libertad a la chica Blight.

Salió de la habitación de un puertazo, se despidió de los guardias y bajó irritado hacia la salida de la mansión donde lo esperaba su lujoso auto, tenía claro que no le quitaría el dinero a su hija, ¡por qué lo haría! Lo había ganado trabajando y no pidiendo propinas como otras niñas mimada harían, solo siendo sombras de sus padres; le molestaba mucho que su método para conseguir lo que quería no estuviera funcionando.

—No lo harás ¿cierto? - preguntó su esposa a través de la llamada -

—Tampoco soy un monstruo Eda - habló con suavidad -

—Pues para nuestra hija ya lo eres, Noceda - respondió sin más -

Tal vez si hablaba con Blight a solas, resolvería todas sus dudas, pero por el momento se mantendría absorto en su trabajo, hasta que sus contactos encuentren toda información de Amity Blight y su ubicación exacta.

Despertó en su departamento, esta vez el mismo se encontraba impecable sin ningún rastro de suciedad, estaba ocupando su tiempo arreglando el lugar no podía dejarlo un completo desastre y pasarse todo el tiempo en la casa asegurada de su novia.

Tenia ganas de pasar una velada a solas con ella como lo habían hecho anteriores veces después de salir de la compañía, pero con los guardias en la puerta de su chica era más que claro que ni reír juntas podían.

—Solo falta...¡Esto!

Tomó una canastilla donde dentro tenía sandwiches, sumo de manzana y uno que otro aperitivo, quería hacer un picnic en la habitación de la morena, no importaba el lugar mientras sea con ella.

Almas enlazadas - Lumity AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora