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"Te encontré"

Desde que vio aquella chica en aquel restaurante, no se había sentido bien del todo, dolores de cabeza, punzadas irritantes en el pecho, ganas de llorar, eso último poniendo rara a la castaña.

Blight, si te sigues sintiendo mal, será mejor que te quedes en casa - aconsejó el moreno quien estaba parado al lado de la cabina de su compañera -

Augustus no insistas, si falto, solo me descontarán de mi sueldo. - dijo cansada -

Augustus Porter era no solo su amigo sino también su supervisor, daba por hecho que si accedía ir a descansar el lo pondría en su informe semanal, no lo culpaba, era su trabajo y tenía que hacerlo bien sino quería que lo despidieran.

Esta bien, entonces será mejor que no demores con el reporte del señor Harson, sabes que si no recibe lo que pidió a tiempo, se pone de mal humor - recordó -

Matt Harson era el imbécil de su jefe, la castaña no entendía como lo habían ascendido tan pronto, ella tenía tiempo trabajando en ese lugar mucho más tiempo que aquel niñato, pero ser hijo del dueño tenía sus beneficios y eso la encabronaba.

Espero y lo violen - deseó -

Siguió tecleando en su computadora para terminar lo que le habían pedido, faltaba una hora para su hora de salida y su pie golpeaba con impaciencia el piso sólido.

Blight, porqué cojones el reporte que pedí no está en mi escritorio - reclamó molesto -

Lo que ahora quería era ahorcarlo con la horrenda corbata amarilla que colgaba del cuello de su camisa, para Blight asesinarlo era igual a un idiota menos en el mundo, pero solo respiró y mantuvo su paciencia, lidiar con personas como el era un don que había ganado trabajando en ese sitio, además de su hermanos menores que no tenían ningún respeto a los mayores.

Salió del edificio aliviada, otro día en el que pudo contener su ira, vaya que para ella era un gran logro, nadie allí aguantaba a Matt y deseaban que algún día fuera sustituido. Caminando por las aglomeradas calles, sacó una cajetilla de su abrigo junto con un encendedor negro, prendió un cigarrillo y empezó a fumar. Agradecía que en el trabajo podía ir con jeans y zapatilla, los tacos y faldas no eran lo mejor para ella.

Tenía que caminar, los trenes iban casi llenos y estar rodeada de personas no era de su agrado, tampoco tenía transporte personal, no es como si tuviera el dinero para conseguir uno.

Tal vez le haga caso a Edric y me consiga una bicicleta - suspiró -

Pero incluso eso costaba mas que su departamento, sacudió su cabeza, prefería caminar, así podía detenerse sin estorbar o producir un accidente.

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Almas enlazadas - Lumity AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora