Día 16: Rutina de la mañana

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La vida de casados era diferente para cada pareja, y de la misma forma las rutinas solían variar con el paso del tiempo y las diferentes situaciones. Pero había una que tanto Mukuro como Tsuna amaban: su rutina al despertar en los días libres.

Poder despertar a la hora que tú cuerpo quisiera, y no a la que suena un maldito despertador que te recuerda el trabajo o escuela que te esperan ese día, era muchísimo más satisfactorio si lo hacías entre los brazos de la persona que amas.

—Mukuro... Pesas... —O más bien debajo de ella.

El pobre Tsuna estaba siendo aplastado por Mukuro que todavía no se había despertado.

No me vuelvo a quedar dormido durante el sexo... Olvídalo, conociendo a Mukuro me volverá a pasar.

Y es que su frutal esposo era insaciable siempre que tenían el día libre y él terminaba agotado de tanto placer.

Al menos hoy no se durmió dentro de mi.

Pensó apoyándose en sus brazos para levantar su torso y hacer que Mukuro callera a un lado de la cama. Respiró hondo al lograrlo y volteó a ver a su pareja. Nadie más que él podía ver su faceta dormilona, ni siquiera Chrome o los Kokuyo conocían este lado de él.

El lado que mostraba al saber que podía dormir sin temor a que algo o alguien lo dañara.

Con una sonrisa se acostó sobre él y empezó a repartir besos en su cuello, mandíbula y rostro, pero siempre evitando los labios.

—Estos sí son buenos días... —Dijo Mukuro estirándose un poco—. Pero mis labios se sienten un poco celosos.

—Uy, pues eso hay que remediarlo. —Con una sonrisa Tsuna empezó a dar cortos besos en los labios de Mukuro que rió hasta finalmente sostener la cabeza de Tsuna para compartir un beso largo—. Buenos días Mukuro. ¿Listo para tomar un baño?

—No tengo energías, alguien me provocó demasiado anoche.

—Literal lo único que hice fue pararme al lado tuyo y respirar antes de que me arrojaras a la cama y me dejarás con dolor de cadera.

—Kufufufufu, tú solo existencia me provoca cariño.

—Dios, ¿qué voy a hacer contigo piña?

Tras unas pocas caricias más Tsuna se levantó y llenó la tina para bañarse con Mukuro, quién se volvió a dormir en el agua con su cabeza apoyada en el hombro de Tsuna mientras lo abrazaba por detrás.

Siempre era lo mismo, Mukuro no se espabilada hasta que tomaba su taza de chocolate matutina y entonces comenzaba a preparar el desayuno de ambos.

Aunque gracias a esto puedo jugar con su pelo todo lo que quiera.

Pensó Tsuna mientras secaba el pelo de Mukuro y decidía qué peinado hacerle esa mañana. Al final se decidió por trenzar su cabello y preparar el dichoso chocolate para la piña durmiente. Siempre era divertido ver cómo su cuerpo seguía el aroma del chocolate si movía la taza frente a él.

—¿Una trenza hoy? —Preguntó Mukuro al ver su pelo mientras se espabilaba con el chocolate.

—Sip. ¿Es cómoda cierto?

—Mucho. ¿Qué quieres desayunar hoy? —Le preguntó mientras se encaminaban abrazados a la cocina.

—Mmm, creo que hoy quiero un desayuno japonés...

—Entonces bebe una taza de chocolate en lo que preparo todo.

Sip. Sin duda ambos amaban esos momentos en los que podían ser esposos y no un capo mafioso y su guardián.

Fin

Yo: La verdad no veo a Mukuro como alguien de sueño pesado, de echo me lo imagino similar a Hibari, siempre atento a la menor amenaza. Pero quiero creer que en el lugar y con la compañía correcta incluso él se daría el lujo de dormir profundamente y sin preocuparse.

30 Days Couple ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora