Día 11: Usando Kigurumi

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—¿Es en serio? —Preguntó Mukuro.

—Y a penas es el primer día... —Suspiró Tsuna a su lado.

Ambos estaban de pié en la sala de la residencia Sawada, Nana había tenido que viajar a China para los papeles de adopción de la pequeña I-Pin y Bianchi y Reborn habían ido con ella por seguridad.

¿Qué tiene esto que ver con el atún y la piña? Fácil, que Nana no iba a dejar a Tsuna solo con Lambo, así que llamó a su frutal yerno para que se quedara con Tsuna hasta que volvieran.

Y no, Reborn no logró evitarlo. Mukuro tenía la ventaja sobre él al haberse ganado a la suegra.

El caso es que la piña también tenía una rana-manzana a su cargo, y resultó que juntarla con la vaca eléctrica solo tuvo un resultado: desastre.

No sólo tenían mucho por limpiar, tambien tenían que salir a comprar algunas cosas, como el papel sanitario que habían usado para imitar las vendas de los Vindice, o los huevos y frutas que les habían lanzado cuando intentaron pararlos.

Sí, tanto Mukuro como Tsuna tenían de estos alimentos en su cuerpo, el tomate en el pelo de Tsuna se veía especialmente gracioso. Lástima que eso no calmara el llanto de Lambo que estaba emitiendo electricidad mientras era sostenido por una enredadera de Mukuro.

—Ya, ya Lambo. Te compraremos un pijama nuevo en cuanto limpiemos así que deja de llorar. —Le dijo Tsuna mirando el destrozado traje de vaca que tenía el niño y que no había sobrevivido la contienda.

—¿De verdad? —Preguntó con sus ojos llorosos y algunos mocos escurriendo de su nariz.

—Lo prometo, así que por favor ayuda a limpiar o mamá se enojará al saber cómo quedó la casa. —Al escuchar esto Lambo pataleó para soltarse, cosa que Mukuro permitió.

Una vez en el suelo Lambo se limpio el rostro con uno de los trozos de su traje de vaca y salió corriendo para encontrar la fregona.

—...Ahora entiendo por qué tienes tanta paciencia con el pulpo y los otros. —Si aguantaba los berrinches de Lambo entonces podía aguantarlo todo.

Tsuna rió levemente por el comentario de su novio, parando al sentir que jalaban su camiseta.

—Tsuna-san, yo también quiero que me compren algo. —Dijo Fran al tener su atención.

—Fran a ti no se te rompió nada. —Le recordó Mukuro de brazos cruzados.

—Es injusto sacar a dos niños y solo comprarle a uno, voy a demandar al maestro con protección a menores.

—¿Siquiera sabes lo que estás diciendo? —Le preguntó masajeando el puente de su nariz.

—B-bueno, mientras no sea algo caro y ayude a limpiar no creo que haya problema Mukuro.

—Esoooo, escucha a tu esposa maestro.

—¡Fran!

Tras este gritó conjunto de los adolescentes el peliverde corrió a buscar a su compañero de travesuras.

Después de ese penoso momento limpiaron la casa y se asearon para ir al centro comercial. Mukuro sintió que perdía años de vida con la hiperactividad de Lambo, que también parecía habérsele contagiado a Fran, aunque él lo expresaba a su monótona manera.

Por su parte, Tsuna parecía ni inmutarse. Respondía vagamente a los pedidos de los niños y los agarraba si parecían a punto de causar algún destrozo.

Sin duda parece una madre.

Mukuro se sonrojó por este pensamiento y sacudió la cabeza para despejarse y observó al castaño que estaba eligiendo el nuevo pijama de Lambo con este en brazos.

—Maestro. —Lo llamó Fran tirando del borde de su camisa—. Quiero comprar algo.

—Mientras no sea muy caro está bien. —El menor asintió y lo guió a un rincón de la tienda y señaló lo que quería—. Kufufufufu, buena elección pequeño.

Sin que Tsuna los viera tomaron sus compras y las pagaron.

—¿Qué compraron? —Les preguntó Tsuna al verlos con las nuevas bolsas.

—Kufufufu, una sorpresa para más tarde.

Tsuna pasó el día curioso por la dichosa sorpresa, pero al llegar la noche se sorprendió cuando Mukuro y Fran entraron a la habitación vistiendo kigurumis al igual que Lambo. El de Mukuro era de un búho, mientras que el de Fran era una rana.

—Jajajajaaj, ¿esa era la sorpresa? —Les preguntó Tsuna enternecido.

—Parte, todavía falta que tú te vistas. —Le dijo Mukuro entregándole su bolsa.

—¿Eeeh? No creo que eso me quede.

—Tsuna-san vistamos a juego por favor~.

—¡No seas aburrido Tsuna!

Ante la insistencia de los menores y la sonrisa de Mukuro Tsuna suspiró y se metió al baño para cambiarse, sonrió al ver que le habían comprado un Kigurumi de León en vez de uno de atún como había temido.

Tranquilo, la próxima será un atún.

Escuchó la voz de Mukuro en su cabeza.

Hazlo y tendré piña frita en la cena.

Muchos pensarán que fue una exageración, pero esa noche, mientras Tsuna y Mukuro dormían con los niños entre ellos y vistiendo los cuatro sus kigurumis, él peliazul soñó que vestía un traje de piña con el que no podía hacer más que rodar por el suelo para escapar de un Tsuna vestido de atún y que tenía en una mano un flameador y en la otra un cuchillo frutero.

Fin

Yo: No me esperaba que este fuera el más largo hasta ahora😳... Me voy advirtiendo que el próximo cap será un poco... Frutisensual😏.

30 Days Couple ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora