Día 22: Peleando unidos

95 9 18
                                    

La vida en la mafia no era pacífica. Olvida esos mangas shonen que te pintan las cosas de forma emocionante, el bajo mundo es una mierda. Y si no vigilas tu espalda morirás en cualquier momento.

Aunque a veces, debes aprender a convivir con la muerte para que finalmente te deje vivir un día más.

Nunca se cansan de los viejos trucos.

Pensó Tsuna mientras sujetaba su copa con el dedo índice levantado y bebía el vino para celebrar una recién formada alianza, la cuál terminaría muy pronto a juzgar por el veneno que habían puesto en el fondo de su copa antes de servir el vino.

¿Seguro que estás bien Tsuna? —Le preguntó Mukuro por su conexión mental.

Él estaba vigilando el exterior de la mansión con la ayuda de su búho de la niebla, mientras que Hayato y Takeshi acompañaron a Tsuna en la reunión como era costumbre.

Sí, pero no creo que sea un veneno de efecto inmediato. —Le respondió mientras comenzaba a despedirse del otro capo—. ¿Trajiste tu moto de llamas?

—Está en mi caja de almacenamiento.

—Sácala. Nos dividiremos para volver a casa.

Sin más intercambios mentales Tsuna términó la reunión y fueron escoltados hasta su auto.

—Espero que su famiglia participe en mi próxima fiesta. —Le dijo Tsuna al capo contrario mientras se despedían con un apretón de manos.

—Tenga por seguro que así será Décimo. Mi famiglia estará junto a Vongola hasta su final. —Se despidió delatando sus verdaderas intenciones en su mirada.

—Es increíble como algunos pueden ser tan tontos. —Dijo Mukuro mientras observaba la escena desde lejos.

—Nos conviene que sean tontos, así que no lo pienses mucho. —Le dijo Tsuna a su lado.

Entonces vieron como los verdaderos Takeshi y Hayato montaban en sus respectivas motos de llamas y se iban por el camino opuesto al que tomaron las ilusiones reales de Mukuro en el auto.

—Vamos nosotros también. Me avisas si sientes algo por el veneno. —Le dijo Mukuro mientras encendía su moto.

—Ya lo sé Mukuro, no te preocupes, el final de Vongola no llegará hoy. —Lo tranquilizó abrazándolo para no caer de la moto.

Pronto se estaban desplazando a gran velocidad sin bajar la guardia, el señuelo no duraría mucho y debían salir del terreno enemigo para mayor ventaja.

—Mukuro. —Lo llamó Tsuna entrando en modo hyper.

—Kufufu, parece que no son tan inútiles.

Saltaron de la moto justo antes de que un proyectil de llamas de la tormenta la golpeara y se pararon espalda con espalda con sus Vongola Gear activados.

—¿Qué tal si dejan su escondite y nos dan la cara? Al menos así no morirán como cobardes. —Provocó Mukuro a la nada.

Pronto se vieron rodeados por balas imbuidas de diferentes llamas, pero una pared de hielo impidió que siquiera los tocaran.

—Deja de provocar al enemigo Mukuro.

—Kufufufu, no te preocupes Tsuna. No juego con quiénes son verdaderas amenazas.

Tras esto ambos se impulsaron hacia adelante y comenzaron a luchar contra el grupo que los había emboscado.

Se habían preparado con una gran variedad de usuarios y armas, pero Tsuna y Mukuro eran los luchadores más versátiles de la décima generación.

Tsuna congeló los proyectiles que le disparaban y absorbió las llamas para si mismo, devolviéndolas con una llamarada que derritió parte del pavimento.

—Hieee. ¿Tengo que pagar por eso? —Se preguntó imaginando el papeleo extra.

Sintió su intuición punzar y se agachó para esquivar una lanza imbuidas en llamas del rayo. Colocó sus manos en el suelo y se apoyó en ellas para dar una voltereta hacia adelante y golpear a su atacante en el proceso.

Pero su visión se nubló y perdió el equilibrio al caer, el veneno había comenzado a hacer efecto.

—¡¡Ahora!! —Gritó el líder y todos atacaron a Tsuna.

Pero este se encerró en un muro de hielo al mismo tiempo que unas enredaderas repelían a sus atacantes.

—Por esto te dije que era mala idea. —Le recriminó Mukuro a Tsuna sin apartar la mirada de sus enemigos y parándose frente al muro para protegerlo.

—Perdón, supongo que me confié. —Respondió Tsuna, apoyándose en el muro mientras Mukuro descargaba su ira contra sus adversarios.

Pronto no quedó ningún enemigo respirando y Tsuna deshizo el muro de hielo.

—¿Estás bien? —Le preguntó Mukuro mientras comprobaba que no estuviera herido.

—Sí, pero no puedo caminar.

El veneno parecía ser uno que atacaba sus sentidos en lugar de matarlo. Su visión estaba nublada, tenía un pitido agudo en los oídos y su equilibrio era un desastre. Sentía como si tuviera un ataque de vértigo y en cualquier momento fuera a caerse.

—La próxima vez tiras la copa en su cara en vez de tomar el veneno. Es muy arriesgado para ti. —Dijo Mukuro, empezando a caminar con Tsuna en brazos.

—Sabes que no puedo...

No era lo mismo acabar con una famiglia enemiga durante una reunión, podían decir que Vongola había atacado primero al entrar en el corazón de la base enemiga. Pero si la otra famiglia se confiaba y los atacaba fuera de su mansión, entonces nadie podía señalar a Vongola.

—Mejoraré mi resistencia al veneno... Así que no te preocupes... —Susurró Tsuna antes de quedarse dormido.

¿Cómo puedo no preocuparme si te la pasas jugando con la muerte?

No quería perderlo de nuevo, no esta vez.

Fin

Yo: Escribí menos acción de la que quería... Perdón, este no es mi fuerte😓.

30 Days Couple ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora