30 Days Couple Challenge

Día 8: De compras

—Tsunayoshi, no.  —Le dijo Mukuro.

—Tsunayoshi, sí. No pueden seguir así Mukuro, y sabes muy bien que no les estoy regalando el dinero. Es su pago por la ayuda brindada a Vongola y el salario que Chrome y tú comparten como mis guardianes. ¡Incluso dividí a la mitad sus sueldos para que lo aceptes de una buena vez y salgan de este lugar!

Mukuro masajeó sus sienes con cansancio, no era la primera vez que discutían por lo mismo y era conciente de que Tsuna tenía la razón, pero todavía le era difícil aceptar el sueldo de una mafia, aún cuando esta era Vongola.

—Si es por Chrome y Fran...

—¡Es por todos Mukuro! ¡No pueden seguir viviendo como convictos ahora que por fin pueden tener una casa y vivir en condiciones normales! ¡Si no quieres mudarte vale, pero al menos acepta el dinero y haz de este un lugar habitable donde al menos puedan cocinar y bañarse en vez de ir a los baños públicos y comprar comida chatarra a diario! ¡No quiero que vivas así y ya es hora de que aceptes lo que te da Vongola porque cuando nos graduemos iremos a Italia y ahí dormirás entre sedas y comerás como un rey siempre que no estes trabajando! —No iba a aceptar un no por respuesta, no de nuevo—. Por favor...
Hazlo por tu grupo y por mi.

Mukuro observó la mirada suplicante de Tsuna y suspiró.

—Está bien. Aceptaremos el dinero. —Su orgullo dolió al decir esto, pero eso dejó de importarle cuando sintió el cuerpo de Tsuna abrazándolo.

—¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Al fin podré estar tranquilo con ustedes! Me preocupaba mucho que se enfermara aquí, más Chrome que es débil y Fran que es un niño. Gracias por entender Mukuro.

Si sigue así no habrá forma de llevarle la contraria en el futuro.

Pensó Mukuro mientras admiraba la sonrisa del castaño, pero un repentino tirón en su mano lo sorprendió.

—¡Vamos ya a comprar las cosas!

—¿¡Ahora!?

—Claro, así no te arrepientes.

—¡Tsunayoshi el lugar no ha sido remodelado así que no se pueden traer muebles ahora!

—Los dejamos pagados y pedimos que los guarden hasta que terminen las remodelaciones. Así de paso apresuran las obras.

Mukuro resopló sabiendo que no podría detener al castaño. Al menos miraría que no compre algo demasiado caro como era el estilo de los Vongola.

Pronto tomaron un taxi rumbo al centro comercial y al bajar Tsuna volvió a apresar su mano para que no escapara de las compras.

Pasaron un rato comprando varias cosas, Tsuna insistió que ya era hora de tirar el derruido sofá-cama y usar una cama de verdad, cada uno de los miembros por supuesto.

Para sorpresa de Mukuro, Tsuna no compró nada demasiado caro o que no fuera necesario. Pensó que lo hacía por consideración a su incomodidad, pero una frase rompió por completo esta idea.

—Yo también tengo que comprar una lavadora, la que tenemos en casa es algo vieja y ya no aguanta de tanta colada que hay que hacer... Debería elegir una automatizada para que le sea más fácil a mamá. —Comentó el castaño mientras miraba dichas máquinas.

Ah, soy un tonto. Olvidé que no sabías nada de Vongola hasta hace un año. No te criaste con lujos. Eras solo un chico normal que ayudaba a su madre con la casa en la ausencia de su padre.

Pensó Mukuro antes de acercarse a Tsuna.

—¿Es tan difícil elegir un modelo? —Tsuna se sorprendió por esto.

Mukuro no había preguntado nada hasta ese momento, solo lo seguía y elegía el color de lo que Tsuna quisiera comprar.

Emocionado, Tsuna empezó a explicarle sobre las cosas que compraban y así elegir juntos. Al final sí pudieron disfrutar las compras, y Mukuro tenía una nueva motivación para remodelar Kokuyo: instalar la nueva super cocina que compró para hacer dulces de chocolate sin parar.

—¡Fue muy divertido! —Dijo Tsuna mientras Mukuro lo dejaba en la puerta de su casa.

—Kufufufufu, admito que lo pasé mejor de lo que esperaba. Y fue una buena práctica también.

—¿Práctica?

—Oya, ¿no lo entiendes? Fue una práctica para cuando nos toque amueblar nuestra casa en el futuro. —Beso rápidamente a Tsuna que se había quedado en shock y se dió la vuelta—. Te veo luego Tuna.

Tsuna no reaccionó por unos segundos, hasta que un gran sonrojo ocupó todo su cuerpo y le gritó al peliazul que ya estaba algo lejos.

—¡¡Mukuro tu gran piña idiotaaaaaaaa!!

Fin.

Yo: No, no me equivoqué al escribir Tuna, Mukuro lo dijo para molestar al atún 😂. Y en lo personal creo que Mukuro debía tener muy estereotipado a Tsuna cuando lo conoció, así que quise mencionar eso🤭.