8. Revelaciones

7.6K 606 57
                                    

—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


POV: Aitana

— ¿Qué ha pasado aquí? — preguntó Edward, observando los cuerpos esparcidos por el suelo.

Un silencio incómodo llenó el aire.

— Fui yo — me adelanté a hablar, rompiendo el pesado silencio.

— Súbanse a los autos — ordenó Edward con un tono autoritario.

Me subí al auto de Jasper mientras Bella se acomodaba en el de Edward.

— ¿Cómo lo hiciste? — preguntó Jasper, su curiosidad era evidente.

— Mi hermana me enseñó defensa personal cuando vivíamos en Nueva York. Ella decía que nunca se sabe qué tipo de personas podrías encontrarte — mentí, aunque la verdad era mucho más complicada. No podía decirle que me habían entrenado en un centro de entrenamiento de los Vengadores, donde me prepararon para salvar el mundo.

— Tu hermana tiene razón — dijo Jasper, asintiendo.

Si supiera lo terca que es...

— ¿Dónde vives? Te llevaré a tu casa — ofreció Jasper, rompiendo el silencio que se había establecido.

— Vivo en la reserva — mencioné, notando que su mandíbula se tensaba al escuchar el nombre del lugar.

— Te dejaré cerca de ahí — dijo, su tono reflejaba una incomodidad que no podía ignorar.

— ¿Hay algo malo con ese lugar? — pregunté, curiosa.

— Tuve problemas en la reserva hace algunos años. Me prohibieron entrar allí de nuevo — reveló, su voz era fría y contenida.

Algo no encajaba en su historia.

— Si quieres, puedes dejarme en la entrada del bosque. Mi casa está a unos diez minutos de allí — ofrecí, intentando aliviar la tensión.

— Es peligroso — insistió, manteniendo la frialdad en su tono de voz.

— No te preocupes, puedo cuidarme sola. Lo acabas de ver — le sonreí, tratando de aliviar la situación.

— Está bien — accedió finalmente.

Al llegar al bosque, me despedí de Jasper y me adentré en el sendero. La tranquilidad del bosque me envolvía, y la luna que se reflejaba en el suelo creaba un paisaje encantador. Pero, de repente, escuché el crujido de ramas detrás de mí.

— ¿Quién está ahí? — grité, intentando mantener la calma.

— Привет, Максимофф (Hola, Maximoff) — dijo un hombre en un traje negro, con una capucha morada que ocultaba su rostro.

— ¿Quién eres? — pregunté, sintiendo un escalofrío recorrerme.

— Меня зовут Земо (Me llamo Zemo), и я пришел, чтобы помочь мне отомстить (y he venido para que me ayudes a vengarme) — su sonrisa malévola me heló el corazón.

𝐃𝐨𝐬 𝐌𝐮𝐧𝐝𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora