𝐃𝐨𝐬 𝐌𝐮𝐧𝐝𝐨𝐬

9. Verdades Ocultas

Ayer fue un día caótico, un torbellino de revelaciones que me dejó sin aliento. Descubrir que los Cullen son vampiros fue algo que jamás habría imaginado, pero ahora tengo un dilema aún más grande. ¿Debería contarles lo que soy? Sobre los Vengadores, sobre Ultron, sobre mis hermanos, y lo más importante, sobre mis poderes. Es un secreto delicado, y este pueblo parece vivir ajeno a las grandes amenazas del mundo. Nunca supieron lo de Nueva York, es como si su universo se redujera a este pequeño rincón de bosque.

Estaba camino a la casa de Bella, tratando de procesar todo, cuando al salir del bosque, me encontré con Jasper esperando en su auto.

"¿Estará esperándome a mí?"

—¿Qué haces aquí? —pregunté, la sorpresa evidente en mi voz.

—Vine a llevarte a la escuela. La conversación de ayer no terminó muy bien —respondió Jasper con una calma desconcertante.

—Bella debe estar esperándome —dudé, una parte de mí quería evadirlo. Ya tenía suficientes problemas sin añadir a los vampiros a la mezcla. Pero otra parte de mí, una que apenas reconocía, quería conocer más a fondo a Jasper.

—Bella se fue con Edward. Si no quieres venir conmigo, no hay problema... —antes de que pudiera terminar, suspiré y me subí al auto.

—Eres muy misterioso, ¿lo sabías? —dije, tratando de romper el hielo.

—¿Por qué lo dices? —preguntó con una leve sonrisa, pero sus ojos seguían siendo un enigma.

—Eres frío, pero a veces te comportas de manera cálida. Y a veces pienso que estás sufriendo.

—No llevo mucho tiempo con los Cullen. Antes de unirme a ellos, me alimentaba de sangre humana. Cambiar mi dieta no ha sido fácil, la sangre humana aún me altera.

—¿Ustedes no consumen sangre humana? —pregunté, intrigada.

—No, nuestra dieta se basa en sangre animal. Por eso nuestros ojos son dorados.

—¿Entonces no todos los vampiros tienen ese color de ojos?

—No, el color original de un vampiro es rojo.

Me quedé asombrada con todo lo que me decía. Nunca había imaginado que la vida de un vampiro podría ser tan compleja.

—¿Y ustedes duermen en un ataúd? —pregunté con una sonrisa juguetona. Jasper soltó una risita.

—No, de hecho, no dormimos en absoluto.

—¿Y qué hacen con todo ese tiempo?

—Yo leo. Cuando tienes una vida eterna, necesitas distracciones. Los libros son mi escape.

—Lo dices como si a veces odiaras ser inmortal.

—Lo odio la mayoría del tiempo. Muchos humanos anhelan la inmortalidad, pero yo envidio la mortalidad. Ellos le temen a la muerte, pero siempre hay belleza en ella. A veces desearía poder volver a ser humano, formar una familia, envejecer con la persona que amo y morir.