¿Que pasaría si dos mundos totalmente distintos se unieran?
Descúbrelo en esta historia que cuenta la vida de Aitana Maximoff después de la perdida de su hermano y se muda a Forks
Los personajes le pertenecen a los autores de estos, solo me perte...
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Después de que Aitana despertó de aquel sueño perturbador, supo que algo dentro de ella había cambiado para siempre. Ya no era la misma; algo oscuro se había asentado en lo más profundo de su ser. Un remolino de emociones la sacudía desde dentro, una furia contenida que no lograba controlar. Voces sombrías susurraban en su mente, cada vez más insistentes, más ruidosas. ¿Qué le estaba ocurriendo? ¿Estaba perdiendo el control de sí misma?
Las luces frías y estériles del confinamiento la envolvían en una atmósfera asfixiante. El eco de pasos resonó en el pasillo y un guardia de seguridad se aproximó. Llevaba una bandeja con comida, pero Aitana enseguida notó que no era el mismo guardia que había visto en ocasiones anteriores. Este hombre tenía algo distinto, un brillo de desprecio en sus ojos, una mueca retorcida que le producía escalofríos.
—Come, fenómeno —le escupió con asco, su voz cargada de odio—. La gente como tú debería estar encerrada para siempre... o mejor aún, muerta. Igual que tu hermano.
Esas palabras fueron como un rayo que encendió una chispa en el alma de Aitana. Sintió cómo su respiración se aceleraba y su corazón latía con violencia. El dolor de la pérdida se mezcló con una ira incontrolable. Se levantó con brusquedad, sus ojos clavados en el guardia con un odio que le quemaba por dentro. Él solo se limitó a sonreír con malicia, disfrutando de su poder sobre ella.
Aitana alzó los brazos, tratando de invocar sus poderes, pero tan pronto como lo intentó, una descarga eléctrica recorrió su cuerpo como mil agujas penetrando su piel. Gritó de dolor, pero la risa del guardia solo aumentaba.
—¿Creíste que íbamos a dejarte usar tus poderes, fenómeno? —se burló él, lleno de crueldad.
Las voces en la mente de Aitana comenzaron a volverse más claras, más demandantes. Mátalo, susurraban, llenando cada rincón de su mente. Mátalo, insistían con una urgencia aterradora. La rabia creció en su pecho, apretándole el corazón hasta casi dejarla sin aliento. Sus ojos se tornaron de un verde escarlata, brillando con una intensidad casi sobrenatural. ¡Mátalo!, rugieron las voces, y Aitana, impulsada por una fuerza desconocida, alzó nuevamente los brazos.
Para su sorpresa, un poder deslumbrante surgió de sus manos, pero esta vez no era el familiar color azul que conocía. El poder que fluía de ella era verde esmeralda, brillante y salvaje, una energía que nunca había sentido antes. El asombro fue instantáneo, pero el dolor que la recorría mientras intentaba mantener el control también lo fue. Aitana sintió que se rompía algo dentro de ella, algo primordial, mientras sus manos temblaban.
El vidrio que la separaba del guardia comenzó a agrietarse bajo la presión de su poder. Las fisuras se extendían rápidamente, como venas fracturando la superficie. El guardia, que hasta ese momento había estado riendo, entró en pánico. Sus manos temblorosas buscaron desesperadamente el botón de emergencia, y lo presionó con un grito de terror.
