2.0 Explosión Inminente

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𝗔𝗜𝗧𝗔𝗡𝗔

La explosión resonó justo fuera de mi cabaña, tan cerca que sentí la vibración bajo mis pies. Salí corriendo, temiendo lo peor. Sin embargo, no hubo daños visibles, solo una caja pequeña dejada en el umbral de la puerta. Una duda me invadió: ¿abrirla o no? La sensatez me decía que me alejara, pero la curiosidad siempre ha sido mi peor defecto. Con manos temblorosas, levanté la tapa.

Dentro, había un reloj de mano y una carta. La abrí con rapidez y, para mi sorpresa, las palabras escritas estaban en ruso. Solo yo podría entenderlas.

Carta:

Через пять часов начнется хаос, поторопитесь.
(En cinco horas se desatará el caos, date prisa.)

Fin de la carta.

Un escalofrío recorrió mi espalda. "¿Qué caos?", pensé mientras apretaba la carta con fuerza. No tenía tiempo para pensar demasiado, así que agarré el celular de mi bolsillo derecho y marqué el número de Steve.

—¿Hola? —contestó su inconfundible voz.

—Steve, necesito hacerte una pregunta —mi tono era urgente.

—¿Qué ocurre?

—¿Qué evento importante sucederá exactamente en cinco horas?

—La firma de los Acuerdos de Sokovia en Viena. —Steve hizo una pausa—. Va Nat, se encontrará con el rey de Wakanda y representantes de 117 países más. ¿Por qué?

Mi corazón se aceleró. El caos que la carta mencionaba tenía que ver con esa firma. Lo sentía.

—¡Van a atacar la asamblea! —grité al teléfono—. Steve, tienes que...

—¿Aitana? —Su voz se cortó de repente. Una estática se apoderó de la línea—. No te escucho...

—¡Steve! ¿¡Steve!? —miré la pantalla de mi celular; la llamada se había cortado y, para mi frustración, el aparato estaba completamente muerto—. ¡Mierda!

Estaba atrapada. Sin comunicación, sin plan. "¿Qué hago ahora?", me pregunté con desesperación.

Salí de la casa a toda prisa, buscando una salida. Fue entonces cuando noté a un chico moreno, un vecino que vivía cerca, acercándose cautelosamente.

—Hola —saludó con una sonrisa amable.

—Hola —respondí, tratando de mantener la compostura mientras evaluaba la situación.

—Escuché un estruendo fuerte, así que vine a ver si todo estaba bien.

Mi mirada se dirigió rápidamente a un grupo de chicos escondidos entre los árboles, observándonos con interés. Forcé una risa nerviosa.

𝐃𝐨𝐬 𝐌𝐮𝐧𝐝𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora