Una vez que el trío estaba en la cafetería y habían ordenado, la mesa se llenó de un silencio incómodo. Hasta la pequeña niñita podía sentir que algo iba mal; sin embargo, esos eran problemas de adultos y ella aunque tratara no los comprendería, por lo que rápidamente se distrajo con el pasar de las personas en la cafetería.
-Te agradecería que no me hicieras perder más tiempo, y me digas de una~- vio a la niña de soslayo y se ahorró la palabrota que estaba a punto de soltar- buena vez, para que me quieres. -Sentenció mientras alejaba de él la taza de té que había ordenado. Gulf no pensaba compartir nada con él enfrente, siempre sentía que terminaba tomando ácido.
-No quiero nada de ti, todo lo que podrías tener ¿acaso no te lo quité en el pasado? - cuestionó con sorna, la soberbia que Art desprendía era evidente, y Gulf no estaba dispuesto a ser humillado por un hombre como él. Enfadado hizo amague de retirarse, pero la mano de Art lo retuvo. Gulf lo miró, con ojos asesinos y Art se sorprendió.
No podía negar internamente, que lo anterior solo fue un delis de lengua y su intención no era provocarlo, pero ¿qué podía hacer? ese era su tipo de personalidad, y no podía cambiar de la noche a la mañana, por mucho que quisiera redimirse.
Porque eso es lo que planeaba, quería redimir antiguos pecados y cerrar viejas cicatrices con esa visita, pero su retorcida personalidad no le deja las cosas fáciles.
-Bien, bien mi error. No te busqué para provocarte, debo de decirte algo importante así que, siéntate- ordenó con seriedad, y eso hizo hervir la sangre de Gulf ¿por qué debería de hacerle caso? Y, sin embargo, por el bien del futuro decidió quedarse para por fin, darle fin a lo que sea que esté relacionado con él.
-Hay algo que debo decirte – anunció, mirando el gesto serio y molesto de Gulf, este no abrió su boca esperando a oír lo que ese hombre que había arruinado su relación, dijera. Algo resignado Art suspiró echando una mirada significativa a su hija, que solo estaba distraída viendo a las personas pasar.
-Iré directo al punto. Me acosté con Mew- Gulf frunció el ceño en molestia. ¿Acaso necesitaba que se lo restregara en la cara? ¿Acaso no sabía ya, que eso había sucedido? ¿Por qué venía a confirmar lo que él ya sabía? ¿o es que se refería a que, en este tiempo se seguían acostando? Gulf apretó sus puños, hasta que los nudillos de sus manos se pusieron casi blancos, su cuerpo temblaba de la cólera que retenía.
¡Por Dios como quería molerlo a golpes!
-Alto, no me mires así. -Pidió casi pareciendo asustado. – No me estoy jactando de ello, pero esa vez cuando nos encontraste efectivamente me había acostado con Mew. Pero solo fue esa vez.
-...Lo sé ¿Por qué me lo repites? - inquirió con severo disgusto. Y de cierta manera aliviando su cuerpo por saber que ya no se había repetido aquello.
-Porque si bien es cierto que Mew y yo nos acostamos, esa no es toda la verdad. - Gulf comenzaba a impacientarse, no había nada más que odiara hasta los huesos, a ese tipo de personas que alargaban tanto la conversación para decir algo. Y no solo Art estaba en ese estado, sino también Gulf se había comenzado a preguntar si adrede repetía en cada frase el hecho de que se había acostado con Mew. Su paciencia no es ilimitada, al contrario, es muy poca por lo que estaba considerando seriamente en darle ese puñetazo que ha deseado darle desde que lo conoció.
-Ajá- tarareó esperando que Art siguiera hablando.
-Mary ella no es mi hija... y no me veas con esa cara de "¿a mí que me importa?", esa niña que está ahí es la razón por la que terminé acostándome con Mew. -Gulf frunció el ceño desconcertado- mi matrimonio fue algo para ocultar el hecho de que Mary nacería, me engañaron para ser su padre y cuando ya me había encariñado con ella la madre, por la que nunca me preocupé en cuidar o querer, se hartó de mí y me dijo la verdad.
ESTÁS LEYENDO
Mi hombre lobo.
FanfictionContinuación de Mi chico interesante. Mew y Gulf después de los malos entendidos resueltos y aceptación de Gulf por los cambios de su corazón, por fin se convierten en pareja. Sin embargo los secretos que se suponen debían seguir enterrados en el pa...