¿Infidelidad en el trabajo? Parte final

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El silencio en la habitación se había hecho presente, luego de que los termos rodaran al azar por el suelo. Mi indignación y furia era tan grande, que mi cuerpo se había quedado inerte. No sabía si golpear a Mew por dejarse besar, o golpear a Art por besarlo a la fuerza. Porque ese beso claramente fue a la fuerza.

A pesar de que mi mirada estaba algo desenfocada cuando entré, pude ver claramente como esa víbora estaba sujetando con fuerza el rostro de Mew, mientras lo empujaba contra el escritorio. Mew estaba tomándolo de la cintura tratando de separarlo, pero Art tenía la guardia en alto, besando con esmero los labios de mi hombre.

Art elevó ambas comisuras de sus labios, y se alejó de Mew.

-Bien debo irme, Mew espero tener otro almuerzo tan maravilloso como el de ayer-. Declaró con altanería, mientras me veía con ojos de serpiente. Casi como si estuviera viendo a un ratón, y estuviera listo para engullirlo en su vientre.

-¿Cómo te atreves?- cuestioné con molestia mientras le sujetaba del antebrazo, cuando trató de pasar a mi lado. Art disimuló una risa, y un gesto inocente se plantó en su rostro.

-¿De qué hablas?- apreté el agarre y Art siseó por el dolor - ¡oh! Te refieres al beso, no tienes nada de qué preocuparte. Ya sabes que he vivido en el extranjero, hay algunos malos hábitos que se pegan.

Bromeo mientras trataba de soltarse de mi agarre, contrario a lograrlo, apreté con cada gramo de fuerza que tenía en mi mano.

-No sabía que en el extranjero te enseñaban a ser un puto hijo de perra. ¿No te daría vergüenza que tu hija viera este comportamiento de ramera? - Art abrió los ojos inyectados en sangre, frunció las cejas formando una "V". Y sacando fuerza de saber-donde logró zafarse de mi agarre. Sonreí al verlo de esa manera, ahora era él quien no podía formar la sonrisa en su rostro.

Indignado, decidió abandonar la oficina no sin antes farfullar "no debiste retarme marica de mierda". ¿En serio creía que llamarme así me ofendería? Además, ¿no sería también él un marica?

Respiré hondo, tratando de calmar mi humor, cuando dirigí mi vista a un estupefacto Mew. Fruncí el ceño en confusión, y luego recordé la escena de mierda de hace unos minutos, sumado a las palabras venenosas de esa víbora. Internamente le pedí una disculpa a Pakpao, sus fuentes realmente eran confiables. Este bastardo me dejó solo ayer, para verse con su ex. Y para colmo me había peleado con el único amigo verdadero que tengo, todo por defenderlo. Y ahora me entero que soy un completo idiota por confiar en Mew.

-¿Qué?¿No sabías que tu ex pareja tenía una hija? – Mew pareció salir de su trance con mis palabras, y enfocó su vista hacia mí. Parecía confundido e incrédulo, y eso solo me hizo enojar ¿Qué le importaba si él otro tenia una hija o no?

-Mew eres un idiota- afirmé mientras giraba sobre mis talones, pretendiendo salir de la oficina. Mew se precipitó para detenerme y me tomó de la mano, girándome hacia él, enredándome en sus brazos para colocarme sobre su pecho.

-Puedo explicarlo- declaró colándose un atisbo de preocupación en su usual voz serena.

-No lo entiendes Mew, no quiero explicaciones cuando ya ha pasado todo – separé mi tren superior de su pecho y con la mirada más furiosa que puedo hacer, lo miré. – Dijiste que no podrías contactarme ayer porque estabas trabajando, y yo como un estúpido te creí. Te defendí cuando alguien te llamó posesivo, tóxico y doble cara. Le dije firmemente que confiaba en ti ¡¿y así me pagas?! ¿Dejándome de lado para salir con tu ex, y dejándote besar?

Mew no me soltó y con sus cejas en una línea recta, cuestionó: -¿Quién te quiso llenar la cabeza con estupideces?- la pregunta me llenó de escalofríos, su voz era tan severa y fría. Que podría jurar que Drake tenía razón y Mew solo me había mostrado su lado bueno.

Mi hombre lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora