I
Gianna
Al levantarme, lo primero que vi fueron cajas repletas de todo tipo de cosas y lo único que las diferenciaba eran las palabras "donar" o "conservar". Ya estaba todo donde pertenecía.
Y por fortuna, ayer, había logrado evadir una desgracia. Mi madre intentó deshacerse de, por lo menos, cinco ejemplares de mi colección de muñecas antiguas.
Aún así, no podía evitar sentirme intranquila ante la posible desaparición de una de ellas.
Pese a que me obliga a ser una adulta responsable, no me deja tener las cosas que quiero bajo su techo. Todo porque a ella y Levane le dan miedo, como si fueran a cobrar vida algún día y asesinaran a toda la familia.
Bianca es la única que en verdad las aprecia. De vez en cuando, tenemos fiestas de té, y comprende que, así como amo jugar con algunas de ellas, también hay otras que no se deben tocar. Lo que se aplica a mi muñeca Jumeau o a Shirley Temple de los años treinta.
A todas las tengo dentro de vitrinas para evitar la humedad y la acumulación de polvo. Y ya que algunas son muy delicadas, suelo llevarlas a que Rupert les haga el mantenimiento anual. Es un experto en restauración de objetos y lo hace a un precio bastante accesible.
La joya de las muñecas se llama Chanelle. Mi sueño es conocerla algún día. Es un modelo de la casa Steiner de la que sólo se conocen tres ejemplares en el mundo. Y hoy, su precio puede superar los trescientos mil euros, lo que dejaría a mi familia en la ruina unas cinco veces. Lo cual ya hice yo, anteriormente, con mis costos extras de salud.
Por suerte, mi movilidad está mejorando poco a poco, aunque no se sabe si volveré a caminar.
No es algo en lo que pienso todos los días, pero hay veces en las que olvido mi situación por un instante y me sorprendo ante el hecho de que mis piernas efectivamente no sirven.
Y creo que es más desconcertante no saber si volverán, a tener la certeza de que no lo harán.
Desde que estoy incapacitada, mi madre contrató a una cuidadora para que me ayudara con todas las dificultades que tuviera, debido a que ella no puede estar para mí.
En un principio la necesité, pero hoy en día, soy casi completamente independiente, y dejé de verlo como algo fundamental.
Y ahora sé que la razón por la que sigue viniendo tiene más que ver con su compañía.
Supongo que mis papás se dieron cuenta de que no tengo amigos, a pesar de que le siga diciendo a todo el mundo que todavía me mantengo en contacto con ellos. La mayoría se fue a estudiar a universidades lejos de aquí, tienen nuevas vidas, y yo no tuve más opción que quedarme.
II
~~~
—Mamá, me duele mucho la espalda. —No había podido dormir muy bien.
Ella se veía preocupada, yo nunca fui de quejarme por esas cosas, soy alguien que tolera bastante el dolor.
Anteriormente, le había contado acerca de la acidez estomacal que tuve en la práctica de hockey sobre césped. También, la madre de mi amiga se había comunicado con ella el día que estuve en su casa y no comí nada, ni hablé mucho. Además de que me fui a dormir demasiado temprano en una pijamada donde todas se quedaron despiertas durante la noche entera.
Sin duda, algo estaba mal. No es común en mí no comer, no hablar y estar cansada.
—Quizás tengas un resfriado. Hace unos días salieron a pescar con tu papá, Levane dijo que estaba muy fresco el día, ¿recuerdas? Es posible que te hayas enfermado allí.
—Sí, puede ser... aunque no siento molestias en la parte respiratoria.
—Ya veremos. Si sigues mal, tendré que llevarte al médico.
Y ese mismo día, mi papá tuvo que ir a buscarme a mi instituto porque no había podido soportar el dolor de espalda.
Pensé que el malestar podría ser que estaba en mis días, aunque era la primera vez que me pasaba.
Lo había hablado con una amiga que siempre sufría de dolores cuando tenía su periodo, pero me dijo que nunca los había tenido tan fuertes como yo los describía.
Sumado a que esa noche las cosas se pusieron peor.
Mi madre, cada vez más asustada, intentó convencerme de ir a la sala de emergencias.
Sin embargo, yo no quise. No quería ser de esas personas que iban a urgencias por cosas que no eran tan serias.
Así que solo fuimos a un centro médico en la mañana.
~~~
III
El camión era enorme y hacía que nuestras cosas se vieran tan insignificantes. Iba a necesitar volver una vez más y ya el sitio iba a quedar vacío por completo.
Al último solo quedamos nosotros que fuimos en la furgoneta y le dijimos finalmente adiós a nuestra casa. De forma espiritual, no como en los shows de Disney.
El camino hasta el lugar era sinuoso. Estaba alejado del pueblo, formando parte del campo, era bellísimo. Hace mucho que no lo visitaba.
Al llegar, recordé la entrada de piedra y sentí pena por mi silla de ruedas. Aunque no costó mucho cruzarla.
El hogar era de un estilo cottage. Estaba repleto de plantas y eso lo hacía aún más acogedor, sentí una extraña necesidad de cuidar de ellas. Y la inspiración se incrementó al recordar el invernadero que se encontraba al lado de la cocina. Siempre amé la jardinería, pero nunca llegué a practicarla del todo. Esta, definitivamente, era la oportunidad.
Mi vista divagaba por todos los espacios, sus muebles, varios bohemios y otros vintage, su piso colmado de alfombras de todo tipo, desde bereberes hasta industriales de peluche, y sus paredes llenas de cuadros, sin duda era partidaria del maximalismo.
Uno de ellos llamó mi atención desde que era una niña. Al ver el dibujo, cualquiera pensaría que no tiene nada de malo, incluso sería considerado cálido e interesante por muchos, si no fuera por las vibras que transmite.
Parece solo una pintura de una mujer sentada en un pastizal entre campanillas. Árboles contorneando la imagen y propagándose por el fondo. Lo que resalta, en gran parte, es el color violeta de las flores.
Y siendo yo un infante, no podía hacer otra cosa que llorar cuando la veía.
Ese sentimiento de incomodidad sigue presente. Por alguna extraña razón, cada vez que estoy cerca me siento muy angustiada y no puedo evitar sentirme observada, por la mujer y por alguien más.
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Levane Y Las Almas Desorientadas
Teen FictionCon el misterioso fallecimiento de la abuela de Levane, surge la idea de mudarse a su casa para ahorrar gastos. En ella, una serie de fantasmas la esperan junto con una pintura extraña. La historia transcurre entre conflictos con sus amigos mortales...