Capítulo 36: Figuras siderales

46 6 2
                                    

I

***

Simpáticos cuerpos celestes están bordados sobre la magnífica capa índigo que se extiende sin límites trazados, igual de infinita que el espacio, un lugar que termina de definir su carácter sagrado por el canto de las ballenas que endulzan mi oído como la lira de Orfeo. Se despliega un paraíso marino, medusas aterciopeladas, mantarrayas que abren sus alas como elegantes aves acuáticas, tortugas de intensos tonos esmeralda, aparecen también peces de agua dulce como el Arlequín, Colisa Lalia, o el pez Dólar de Plata que empiezan a tomar el papel de las estrellas a medida que adquiero forma corpórea y aterrizo en un parque de sauces llorones que convierten el paisaje en uno de cuento, la noche resplandece a su alrededor como la alquimia del creador.

El perfil helenístico de un chico encantador se atiene al firmamento con una admiración similar a la mía desde un banco compuesto por finas tablillas de madera, y por alguna razón, me siento segura de sentarme a su lado y acompañarlo.

Pronto desliza su mirada hacia mí y su rostro se ilumina aún más, insinuando que el fenómeno que estaba experimentando no hubiera sido tan sorprendente al punto de dejarlo saciado de belleza. Quizás en este sueño Afrodita me prestó su aspecto.

Enseguida su ceño se hunde con una expresión extraña, como si me hubiera estado esperando desde hace rato, tal viajero que volvía a su hogar luego de haberse ido para encontrar una vida mejor. Sin embargo, no pude predecir aquel cálido abrazo. Respondo dándole palmaditas en la espalda pues mi lenguaje del amor nunca fue el contacto físico, pero hago el esfuerzo por él.

—Te extrañé mucho —susurra en mi hombro sin poder soltarme, su aliento choca contra mi cuello dándome cosquillas en el estómago—. Nunca quise abandonarte. Perdóname por no haber dejado las cosas en claro antes, de verdad te aprecio demasiado y no creo que pueda olvidarte tan fácil. Me enseñaste que a pesar de estar herido, puedo ser amado, porque no se trata de no equivocarse, sino de estar dispuesto a mejorar.

Yo lo abrigo con calma hasta que el momento me permite contestar para que no se sienta decepcionado.

—Es muy tierno lo que dices, de seguro tienes a alguien que piensa lo mismo de tí —lo libero con lentitud a la vez que le ofrezco una sonrisa amable y unos ojos considerados—. Se nota que eres una persona dispuesta a dar cariño, y eso es lo único que el universo necesita para devolverte de mil formas más lo que le regalaste. Me alegro de que hayas encontrado el significado oculto de la vida gracias a la escucha de tu ser interior.

Él asiente como si lo hubiera defraudado, aún así trata de disimularlo.

—Echaba de menos tu voz —ríe por lo bajo con melancolía y sus pupilas se ven más húmedas que nunca. Me duele que no pueda ayudarlo tanto en el motivo de su dolor.

—¿Qué pasa? —añado en breve con preocupación, pensé que iba a volver a estar feliz, se veía tan bonito así.

—¿No te acuerdas de mí? —esconde sus labios en una mueca que los transforma en una fina línea y su actitud de niño casi pasa desapercibida.

—¿Debería hacerlo? —sueno confundida, estoy confundida. Mi cabeza se tuerce imaginando una explicación.

—Creo que no —parece aceptarlo finalmente y me apena que no lo haya intentado más. Ambos nos quedamos en silencio a la vez que nos disponemos a espiar el tímido paseo de una familia de caballitos de mar, amontonados en las zonas de arrecifes flotantes.

—¿Cúal es tu nombre? —pruebo de nuevo con la cabeza inclinada de forma inocente.

—Julien, pero puedes llamarme Jul —esta vez logra mantener un suave contacto visual, sin deseo de mostrarse intimidante. Debe haber algo que pueda hacer para sacarlo de ese sentimiento de aflicción. De repente, un dato que a lo mejor puede animar la charla, evoca los mares de mi pensamiento.

—¡Como Julien Gereg! —repito emocionada, deseando que se sienta halagado por recordarme a alguien tan talentoso.

—Así es —afirma con humildad restándole importancia, su enfoque se ha vuelto a reducir a la hermosura del océano. Me asusta que el encantamiento de mi hada madrina se esté desvaneciendo y dentro de poco me tenga que ir.

—Es alguien a quien admiro muchísimo —menciono y su frente se arruga, sé que de algún modo particular volví a captar su atención, a pesar de que sus luceros siguen en el cielo como parte de él—. No solo fue un genio en el arte, sino que también me enamoré de su filosofía. Por mucho tiempo me sentí abrumada por la idea de obtener, cumplir metas, conseguir la mayor cantidad de cosas, fue agotador, pero lo encontré a él y me di cuenta de que simplemente debía ser, mi tarea es fluir y ya con existir tengo valor...

—Porque estás hecha del mismo universo que el resto, que yo —concluye por mí con una paz esperanzadora.

—Lo conoces.

—Lo habré escuchado por ahí.

—Sé que le faltaba trabajar la composición y claramente la armonía cromática, no obstante, fue espectacular. Y yo tampoco creo que lo pueda olvidar tan fácil —confieso paulatinamente.

Es entonces que sus facciones mutan a una catarata de emociones donde las acuarelas se empiezan a disfrazar entre ellas, intercambiarse, su contorno se desordena y me encuentro bañada de una luz celestial que deja de lado todo lo temporal y me llena de una energía tan vitalizante y serena que me siento bendecida por un ángel.

Una serie de fragancias hacen fila con delicadeza en mi nariz, lavanda, gardenia, rosa, fresia, peonía. Inesperadamente, mi entorno se convierte en un campo de flores que me hace difícil extrañar la atmósfera anterior, como si hubiera tratado hacer la despedida más sencilla, sin embargo, todavía pienso en el mundo previo. Me tiro de espaldas buscando la presencia dorada en la bóveda celeste, protegida por el zumbido relajado de las abejas en la lejanía.

Y en un pequeño lapso, bajo los párpados para volverlos a abrir en la mañana de mi realidad, no se me dificulta acomodar la vista a los rayos del sol y se siente como si hubiera tenido el mayor sueño reparador. Fue precioso.

-----

Nota: Espero que les haya gustado esta dulce historia que algún día apareció en mi mente y desde entonces, no quiso alejarse hasta que la expresara en palabras :)
Planeo presentarla a una editorial muy pronto. Y quizás ahora la dé por terminada, sin embargo, está en mis planes realizar un capítulo final para hacer un paneo general de la vida de los personajes. Prisco y Gianna... Sin olvidarme de los agradecimientos que hace tiempo estuvieron en este lugar. Los amo mucho <3 Cuídense.

Levane Y Las Almas DesorientadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora