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Jisung caminaba animadamente, por el pasillo hasta su propio departamento. Luego de la infinita despedida que consistía en una larga sesión de besos en el estacionamiento del edificio, así como todos los días desde que comenzaron a trabajar, cada uno se iba en su auto a sus respectivos trabajos.

Jisung se entristeció un poquito al escuchar que su esposo se queria comprar un auto y mucho más triste estaba cuando vió el nuevo vehículo estacionado en la acera de enfrente. No era algo malo, tener algo así era para la comodidad de uno, pero Jisung se sentía un poquito triste ya que no iba a recoger a su esposo al finalizar la jornada del día. Queria seguir manteniendo esa costumbre.

Cada vez que lo recogía luego del trabajo, le recordaba esos momentos en su noviazgo en el que Minho entraba con una sonrisa y el olor a café inundaba sus fosas nasales, entonces se acercaba y le daba un largo beso, haciendo que su corazón permanezca con alegría.

Siempre le gustó el café, pero aún más si ese olor provenía de su chico. Mierda, le encantaba en demasía todo lo que viniera de él.

Caminaba por los pasillos de madera, sus paredes estaban pintados de un color crema, adornados con lindos cuadros de pintura, no tan grandes ni tan pequeños, algo que hacia del lugar algo más rústico.

Llevaba al niño entre sus brazos, sosteniendo el biberón ya frío pero a medio terminar, mientras que el precioso bebé, estaba con sus ojitos bien grandes y con un aroma rico, gracias a Minho. Y al pensar en aquello, Han solo sonrío, dejando un besito en la cabeza ajena.

Se acercó a su departamento y se sorprendió de no escuchar gritos o cosas estrellándose contra la pared. Recordó perfectamente en esa noche que el niño se presento casualmente a su puerta, en como tiró por error la lámpara que yacía en una pequeña mesa junto al sofá. Entonces al notar la cara de Lee, su única excusa fue que él solo se chocó contra el sofá y el sofá contra la mesita que hizo caer el artefacto, llegando a la conclusión que la única culpa era del sofá. Caso cerrado.

Se quedó allí, con su ceño fruncido, dudando si entrar o no, porque:

1) Ese departamento puede ser aprueba de sonido y todo lo que pase adentro no se escucha por fuera. Entonces, sí da un solo paso hacia adentro su cabeza saldría disparada.

2) En un posible caso de amor y paz, no quería encontrar a sus dos menores, mejores amigos, novios, exnovios y luego personas que no se puedieron ver durante dos meses, follando arriba del sofa, en la cocina, en el baño, en su cama o en la habitacion de Li...

—¡En la habitación de Lisa, no! —entró como sí del FBI se tratase y solo vió a dos personas abrazándose en el centro de la casa—. Me equivoque de casa, lo siento.

Cerró de nuevo la puerta de tras de sí, viendo con su ceño fruncio al bebé, quién estiraba su manito en direccion de la nariz ajena. Jisung ladeó la cabeza y negó, pero el niño seguia sin acatar la orden. El mayor se rindió y dejó que esa manito apresara la punta de su nariz, mientras le daba una mirada observadora.

—Mi nariz no es un juguete, pequeño, por eso tienes a este gusanito que compré para ti. ¿Lo ves? Aesta cosa sí la puedes apretujar a tu antojo —movió el juguete delante de su rostro y el niño asombrado, lo agarró, pero se recosto en el hombro de contrario.

Jisung sonrió, le encantaba que siendo tan diminuto, fuera tan tierno. Le encantaba que lo reconociera como un lugar seguro, aunque el pequeñito ni siquiera sabe lo que es eso. Pero Jisung sí y por eso le gustaba.

No se movió de su lugar y por eso, volvió a ver los números colgados en la madera oscura, los cuales decían claramente "57", lo que indica, que no se confundió de departamento.

━ 𝑬́𝒔𝒆 𝒃𝒆𝒃𝒆́ 𝒅𝒆𝒃𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 ² ᯽ 𝑯𝒂𝒏𝑲𝒏𝒐𝒘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora