━ 𝑬́𝒔𝒆 𝒃𝒆𝒃𝒆́ 𝒅𝒆𝒃𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 ² ᯽ 𝑯𝒂𝒏𝑲𝒏𝒐𝒘

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Ambos llegaron a casa, con un semblante más que sumido en la confusión y en la tristeza.

Minho fue directo a cambiarse por algo más cómodo, mientras Jisung le seguía los pasos, torturándose con un silencio indescifrable. No sabían si ambos se habían quedado sin palabras o si solo las estaban guardando para más tarde.

Lee se dirigió hacia la cocina, para preparar otro café, uno que esperaba poder tomarlo, y que no sea una excusa para evitar lo inevitable. Largó un suspiro y tomó las dos tazas, para ir hacia la sala, donde su esposo ya estaba esperando, sentado sobre el sofá.

—Te noto nervioso, ¿es muy grave lo que me tienes que decir... O mostrar?

Minho bebió el primer trago, preguntándose internamente porqué Jisung estaba tan tranquilo, y se respondió a sí mismo, que era porque no le decía. Llegó a la conclusión de que por el nerviosismo, ya estaba pensando cosas sin sentido, no quería saber en como le afectaría al hablar.

—Pues... Soyeon dijo que tenemos altas probabilidades de ganar el juicio, el cual es en unas semanas. Hay demasiada evidencia, y no solo van a buscar en el niño, sino individualmente.

—Entiendo, son buenas noticias... ¿pero...?

Minho dejó la taza de café y pudo notar que Jisung le siguió con el movimiento. Se apresuró en acercarse a él, y dejar su cabeza sobre el hombro ajeno, sintiendo enseguida como su esposo le dejaba caricias.

Amaba la conexión que ambos tenían, porque sin decir nada, Jisung sabía que Minho necesitaba de su afecto.

—Soyeon me mandó el video que vimos hoy... como este hay más que utilizaremos en la audiencia y... Quería mostrarte... tengo que hacerlo, para que veas qué clases de videos son, porque no quiero que te lleves una sorpresa ese día. Aunque me advirtió que hay más videos, pero no me dijo nada acerca de lo graves que eran.

—¿Son videos de esos señores maltratando a Jeno? —Lee asintió—. Quiero ver... Pero a la vez no, porque no sé como voy a reaccionar —dijo con un dejo de tristeza

—¿Quieres mi opinión, Hannie? —se acomodó en el sofá, con una postura más recta, como si le hiciera frente, no solo a su esposo, sino al destino.

—Siempre.

—Por más duro que sea, quizás es bueno que lo mires aquí, porque si lo haces ese día, puede llegar a...

—Tampoco es que vaya a saltar arriba de ellos como un loco... —Minho elevó su mirada como pudo, dudando de lo que acababa de decir el ajeno—. ¿Me crees capaz?

—Hannie, me dijiste que no te toque por no decirte sobre sus padres, puedes hacer cualquier cosa...

—Lo dije sin pensar... creí que estaba perdonado —Lee pudo encontrar un tono ofendido en su voz, aunque aquello fue por leves segundos.

—Lo estás, pero no puedo dejar de crearme ideas y en todas estas tú, reaccionando de mala manera, y...

—Nos pondremos en riesgo, lo sé. Le pediré a Soyeon que me los mande a todos, y tendré un día de tortura —se inclinó sobre sus rodillas, para poder apoyar sus brazos en ellas y pasar sus manos por su cabeza, despeinándose completamente. 

Lee largó un suspiro y salió de su lugar, para conducir sus manos hacia aquellas mejillas abultadas y apretarlas un poco.

—Solo trato de protegernos y de estar tranquilos ese día. No pienso dejar que mires esos videos tú solo, yo estaré contigo.

—Supongo que eso mejora un cincuenta por ciento la tortura —se deshizo de su postura para volver a una normal y mirarlo con esos ojos lujuriosos, el menor sabia a donde quería llegar.