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Jeno lloraba a más no poder, y Jisung no sabía qué hacer, porque ya lo había hecho todo: le cambió el pañal, le dió un biberón a la hora que no correspondía, puso televisión con los dibujos que a él le gustaba, incluso jugó con el con sus juguetes preferidos, pero aún así, nada terminaba ese llanto.

Solo quería que Minho regresara de esa reunión para que pueda ayudarlo, ¡ni siquiera Jeongin o Hyunjin estaban en su casa y ellos prometieron en ayudarles! ¡Par de mentirosos!

Largó un suspiro y salió al balcón, sintiendo el aire tibio impactar en sus cuerpos y escuchando cada vez como el llanto disminuía. O sea que hizo todo por nada, si hubiese salido antes al aire libre, se hubiese ahorrado el dolor de cabeza que ahora estaba perforando su cerebro.

No le echaba la culpa, Jeno era un bebé que no sabía hablar, aún, solo que verdaderamente se estaba cuestionando el hecho de ser un  buen padre. De ganar en el juicio y detener los papeles adoptivos del niño. Se estaba cuestionando hasta su existencia en el mundo.

—Esto es porque mi padre nunca me quiso —bufó en un susurro, ahora, el llanto había desparecido y estaba festejando internamente—. Ahora lo que tengo son dudas a días del juicio... sobre si podré hacer esto, si podré llevar a cabo una familia, la crianza de dos niños... más bien de una adolescente que está más afuera que en su casa y de un bebé que llora sin parar. Siento que todo es una prueba para saber si soy apto y...

Al pensar en que lo que estaba diciendo era totalmente estúpido, se calló y siguió meciendo su cuerpo para que Jeno siguiera durmiendo. Pronto lo iba a acostar, él también necesitaba una siesta, más que nada para que el dolor de cabeza pase, y las ganas de llorar aún más.

Pero aquellas ganas se disiparon en cuanto sintió unos brazos rodear su torso y un pequeño beso en el hombro.

—No tiene nada que ver con tu padre, sobre lo que hizo o no. No te preocupes por eso, porque sé que serás un estupendo papá —aseguró, pegando su mejilla contra la piel suave.

—Me tienes mucha fe, Minho.

—Claro que sí, porque lo veo y lo siento. Eres increíble Hannie.

Aseguró nuevamente con una sonrisa. Cerró los ojos, dejándose llenar por la paz que le brindaba su esposo, tratando de ignorar el ruido de la calle y sobre todo, los claxons que sonaban sin parar, pero el pequeño no pudo, por ende, el llanto se escuchó hasta el departamento de abajo.

—Traje la cena, así que ve a ducharte para luego dormir tranquilo, se nota que estás cansado —dijo, apartando los brazos de la cintura contraria, notando como Jisung hacia lo posible para calmar al niño—. Dámelo.

—Sí, pero, ¿me estás diciendo que huelo mal? —Minho rió, tomando a Jeno y dejándolo sobre su pecho, palmeando su espalda levemente.

—Deja de decir esas cosas, no hueles mal. Solo digo, para que duermas más tranquilo y fresco, a mi me funciona.

—Ajá —bufó, alzando las cejas al darse cuenta que Jeno se había quedado dormido—. Te odio.

—Hace dos horas me amabas.

—Cambié de opinión.

—Pues yo también. Te odio —espetó en un susurro, volviendo hacia el interior del departamento.

Jisung rió y lo siguió por detrás, hasta que ambos entraron en la habitación. Mientras el mayor buscaba ropa cómoda, que se resumía en un simple pantalón, Minho acostaba Jeno en su cuna, dando las últimas palmadas para que quede totalmente dormido. 

Al voltear para ir a la cocina y abrir la caja de pizza, para así alimentar al menos un poco su estómago hasta que llegue Lisa, pero alguien atrás suyo no se lo permitió. Jisung ya estaba pegado a él, por ende, su frente impactó contra el pecho del mayor, logrando que ría internamente, parecía una escena típica de novela.

Pero al notar los ojos rojos de Jisung y el rastro de lágrimas seco, su sonrisa se esfumó, llevando sus manos hasta el rostro ajeno, así poder acariciar sus abultadas mejillas.

—¿Qué sucede? —susurró.

—No lo sé —contestó de la misma forma, dejándose llevar por la sensación de las caricias que le eran proporcionadas con total cariño—. No sé qué me pasa. Pensé que todo estaba bien, que podía ser fuerte, pero sabiendo que solo quedan dos días para el juicio, se desmoronó todo. Y no puedo pensar en otra cosa que no sea el hecho de que lo podamos perder. Necesito creer las mismas palabras que te dije —las lágrimas volvieron y consigo, Jisung aparta las manos de Minho, para unir ambas frentes y cerrar de nuevo sus párpados—. Perdóname por aparentar que soy fuerte cuando no lo soy.

Minho abrió sus ojos, sorprendido. Siempre tenía qué decir, pero justo en ese momento, toda palabra se quedó en la punta de su lengua, como si estuviesen encerradas en una caja, y él no tenía la llave para abrirla. Se sintió inútil, porque era cuando más necesitaba decirle algo, no solo para que se sienta bien, sino tranquilo. Así que solo atinó a abrazarlo.

Rodeó su torso con intensidad, tratando de transmitirle todo el amor que sentía por él, aunque, eso era imposible, porque ni Minho conocía cuánto era el amor que sentía por Jisung. Sin emabargo, quería transmitirle paz, compañía, para que supiera que no estaba solo, y lo más importante, seguridad, porque estaba más que seguro que él era el más fuerte de la relación, sin importar lo que pase.

—Lamento no saber qué decir. Menos mal que elegí derecho antes que psicología porque era una opción... —soltó un poco avergonzado, quizás no era elmomento para decir esas cosas, pero no se le ocurría otras palabras.

Todo su cuerpo se destensó al escuchar una pequeña risa que provenía de la boca del mayor, logrando que el arrepentimiento por decir aquello se disipara.

—Hay una opción que no has considerado...

—No habrá sexo en la playa, Han Jisung.

—Iba a decir que hubieras estudiado gestión o administración de empresas y te hubiese follado hasta en los baños. Pero bien, lo que acabas de decir me rompió el corazon.

—¿Cómo cambias tan rápido de humor? Explícame.

—Por ti. ¿No te lo dije una vez? Transmites tantas cosas, Minho... paz, amor... no lo sé, pero me quedo tranquilo. Por eso Jeno te ama y yo te odio. Te costó dos minutos para hacerlo dormir. Realmente te odio —Minho rió. escuchando como el corazón de Han palpitaba tranquilamente.

—Te amo, Jisung.

Largó junto a un suspiro, sintiéndose totalmente cansado porque también sentía la paz de la que el mayor tanto hablaba.

—Te amo —dejó un suave beso en su cabello, para luego apoyar su mejilla y poder cerrar los párpados—. No sabes cuánto.

Claramente querían quedarse allí por más tiempo, pero el grito de Lisa, anunciando que llegó y que tenía hambre, que si no se apuraban se comería toda la pizza sola, los interrumpió. Miraron alertados al niño, pero éste seguía tiernamente dormido.

Ahora, solo quedaba comer y descansar, porque pronto llegarían los verdaderos días en los que no podrán ni dormir.

Ahora, solo quedaba comer y descansar, porque pronto llegarían los verdaderos días en los que no podrán ni dormir

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Antes del sufrimiento💔

━ 𝑬́𝒔𝒆 𝒃𝒆𝒃𝒆́ 𝒅𝒆𝒃𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 ² ᯽ 𝑯𝒂𝒏𝑲𝒏𝒐𝒘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora