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Día 1 del juicio.

Largó un suspiro, parecía que no sabía como acomodarse la corbata. Desde que se levantó de la cama los nervios se apoderaron de él, quería preguntarle si Minho se sentía igual, pero sería en vano, sus manos temblaban, tanto que lo notó cuando estaba sirviendo el café. Como si sus pensamientos lo hubiesen invocado, Minho entró en la habitación con los ojos pegados al suelo.

—¿Me ayudas?

De no ser por esa pregunta, probablemente hubiese chocado contra Jisung. Su cabeza estaba en otro lado, analizando todas las cosas que pasarían en el largo juicio. Levantó su cabeza y trató de sonreír lo más que pudo. Asintió, llevando sus manos hasta el cuello del más alto para dejar una leve caricia antes de dirigirse a la corbata. El nudo estaba mal hecho, así que lo desató por completo para volverlo a hacer en tan simple dos segundos. La curva en sus labios desapareció y la reemplazó el nerviosismo, que nuevamente, se concentró en el temblor de las manos.

Él era el mas vulnerable, pero tampoco quería que se notara y menos cuando tenía que ser fuerte frente a Jisung.

El mayor se dió cuenta de ello y tomó las manos ajenas para luego dirigirlas hacia su boca y dejar un tierno beso. El efecto de eso fue inmediato, no solo su cuerpo se destenso, sino que una cierta paz lo inundó de repente y eso si que lo hizo sonreir.

—No sé que decirte ahora mismo, pero sé que todo estará bien, ¿si? —Minho asintió, no tan convencido—. Me muero por verte en acción —dejó ésta vez un beso en su mejilla.

Soltó las manos y tomó la cintura adversa, pegando su cuerpo contra el suyo, arrebatándole una leve carcajada.

—No haré nada en el tribunal, es trabajo es de Soyeon.

—Nunca dije que fuera por eso —Minho levantó una ceja, tratando de descifrar que era lo que quería decir.

Y lo supo cuando la boca de Jisung se instaló sobre la suya, con lengua incluída.

Y lo supo cuando la boca de Jisung se instaló sobre la suya, con lengua incluída

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El tribunal comenzó a llenarse en cuanto anunciaron que era su turno. 

Por su parte estaban sus amigos, menos Jeongin, quien se ofreció a cuidar a Jeno junto a Lisa. Parecía que todos estaban nerviosos, menos Hyunjin, quien solo miró a Jisung y asintió con una seguridad que no sabía de donde diablos sacó.

Era lo que necesitaba.

Pero lo que sus ojos vieron lo dejaron en shock varios segundos: su madre.

—Dime que es un fantasma.

—¿Qué?

—Mama, ¿Tú la ves también o estoy delirando? —susurró.

Minho se dió la vuelta y notó como su suegra mantenía un semblante serio, que era igual al de su esposo. Trató de sonreirle en modo de saludo, pero eso no resultó para que la señora despegara los ojos de los demandantes, quienes estaban a un lado de ellos.

—Te va a matar, Jisung, y yo no objetare a eso.

—Minho...

—Agarrate de las patas —avisó con una sonrisa juguetona.

—Silencio en la sala —ordenó la jueza.

Mientras aquella señora seguía hablando, la cabeza de Jisung se posó en una sola persona: Kim Daesung. Sus ojos estaban rojos, fácilmente podría decir que estuvo llorando horas y horas, pero eso no engañaba a Han. Era exactamente lo mismo de aquella visita: parece ido, vuelto en un trance sin poder volver a este mundo. Sus manos temblaban curiosamente y por su frente caía sudor: estaba drogado.

Las ganas de golpearlo nacieron y no se fueron hasta el momento de los interrogatorios y muestras de evidencia llegaron. Tenía que prestarle atención a ello para poder dar su testimonio tranquilamente.

Pero lo que dijo aquella señora, logró que su sangre ardiera por completo.

Pero lo que dijo aquella señora, logró que su sangre ardiera por completo

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Se vieneeee

━ 𝑬́𝒔𝒆 𝒃𝒆𝒃𝒆́ 𝒅𝒆𝒃𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 ² ᯽ 𝑯𝒂𝒏𝑲𝒏𝒐𝒘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora