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El hogar quedó vacío.

La televisión estaba apagada, cuando siempre había algún dibujo animado o canciones infantiles. Tampoco se escuchaban ruidos de juguetes siendo azotados contra el suelo o el simple ruido de su voz y del idioma inventado por el propio Jeno para comunicarse. Ni mucho menos vería la emoción correr por sus ojitos o el pataleo de sus pies al ver el biberón recién preparado.

¿Cuánto tiempo viviría de esta manera? Sintiendo una incertidumbre en todo su cuerpo. Le parecia un deja vu, sobre todo con la sensacion de falta incrustándose en todo su cuerpo, ¿acaso retrocedió unos cinco años? ¿Cuándo se suponia que sería feliz junto a su esposo?

Porque sabía que no se olvidaría jamás de Jeno, no cuando imaginó miles de escenarios junto a él: en donde daba sus primeros pasos, en donde lo llamaba papá, en donde iba a sus actos escolares. ¿Se había ilusionado rápido? ¿Acaso cometió un error al soñar en grande con una familia?

Aún así, estaba lejos del arrepentimiento.

Salió de la habitación, ignorando el hecho de que no había nadie en la cuna. Salió hacia la sala, sintiendo inmensas ganas de salir corriendo y tomar un poco de aire, quizás algún trago, más que nada para olvidarse al menos un poco de lo que estaba pasando.

Estaba buscando una salida y por primera vez no era Minho.

Se lo encontró sentado en el sillón, el llanto se terminó hace apenas una hora y ahora estaba mirando un punto fijo en el suelo, lo que le hizo dudar de su decisión, pero a la vez dudar en acercarse o no, y aunque nunca se lo pidió, quizás ya era hora de afrontar las cosas estando un poco separados. Un momento a solas siempre venía bien.

Sin embargo, se acercó a él y se colocó delante, dejando una mano sobre su pierna para llamarla atención.

—Iré a tomar un poco de aire.

—¿Te irás? —sus ojitos se llenaron de lagrimas y Jisung se arrepintió de no invitarlo—. E-Está bien... Solo... Solo no tardes mucho y llámame si necesitas algo...

—¿Quieres venir conmigo? —Minho negó.

—Estoy bien así... Yo... Yo estoy bien aquí —asintió, tratando de convencerse a sí mismo.

—No me digas así, ahora no pienso dejarte solo.

—No... Hannie, ve. Si piensas que tomando un poco de aire, te sentirás mejor, ve. No quiero que te sientas ahogado...

Minho se abalanzó sobre él y lo abrazó con todas sus fuerzas para luego dejarle un tierno beso en sus labios.

—Iré darme una ducha.

Jisung asintió un poco ido. Hace mucho no se sentía así de mal y no sabia qué hacer, para que al menos, Minho esté bien. Aún así, observó como su esposo se adentraba en la habitación para luego perderlo de vista.

Y tenia razón: se estaba sintiendo ahogado.

Agarró las llaves de su auto y salió lo más rapido posible hacia el estacionamiento, para poder arrancarlo y así, andar por las calles de Seúl. Sin embargo, no fue tan lejos, solo una o dos cuadras de distancia de su edificio, necesitaba un trago y prefería prevenir, que curar.

Entró a un bar, uno bastante conocido, ya que, fue comprado por Hyunjin hace un par de años, y frecuentemente ellos dos iban a beber, así que no era necesario ni abrir la boca para que un bartender supiera lo que iba a beber: un whisky.

El líquido fogoso pasó por su garganta, quemando todo su interior. Sentia como el ardor que le generó el primer trago se mezclaba con el dolor que estaba sintiendo y a pesar de que fuesen totalmente diferentes, pudo sentir como se acoplaba y a medida que iba tomando, trago tras trago, vaso tras vaso, el dolor de no poder recuperar lo que fue una hermosa familia, lo llevó a olvidarse, al igual de perder la conciencia.

━ 𝑬́𝒔𝒆 𝒃𝒆𝒃𝒆́ 𝒅𝒆𝒃𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 ² ᯽ 𝑯𝒂𝒏𝑲𝒏𝒐𝒘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora