Prólogo.

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Recuerdo a la perfección el día en el que te perdí, recuerdo cómo sucedió y lo mucho que dolió.

Te recuerdo, mi amor. Como el primer día.

Se cumplen dos años desde tu partida, dos años desde que mi vida dejó de ser mía. Y duele porque te sigo extrañando.

Hace dos años te llevaste mis sueños e ilusiones, te llevaste mis ganas de vivir, mis ganas de reír. Esas ganas que construí a tu lado.

Aún le pregunto a Dios por qué te llevó de mi lado, aún le cuestiono a la vida el por qué de las cosas. Íbamos a ser muy felices, ¿es que no lo recuerdas? Te extraño, mi amor.

Te extraño demasiado.

Hace dos años mi vida dejó de tener sentido, hace dos años el amor de mi vida dejó de existir.

¿Y si te hago una promesa? Sin duda sería que jamás te voy a olvidar. Eres mío, mi amor. Y yo soy tuya.

Para toda la vida.

—Karol Sevilla.

Guardo la pequeña carta debajo de mis libros, suspiro profundo y recojo mi cabello en una larga coleta rubia.

Sonrío mirándome al espejo, recordando lo mucho que a él le gustaba el color de cabello, le gustaba mi estilo. Y no planeo cambiarlo nunca.

—A dos años de la muerte del actor y cantante Ruggero Pasquarelli, muchos de sus fanáticos aún vigentes se han reunido en el cementerio para rendirle homenaje. Los gestos de am...

Apago el televisor, tomo mi rostro entre mis manos y puedo sentir las lágrimas quemar mis ojos.

Duele tanto como el primer día, le extraño tanto desde el primer momento en el que me dijeron que su corazón ya no latía más. Desde que me dijeron que dejara de buscar porque no hallaría respuestas.

—¡Mami!

Limpio mis lágrimas, dibujo una sonrisa en mi rostro y no tardo nada en ver a mi pequeño amor entrar a la habitación. Me inclino tomándolo en brazos.

Dejo un beso en su mejilla, él me sonríe y esconde su rostro en mi cuello. Veo a su abuela entrar detrás sujetando un muñeco en la mano.

—Estamos listos. —me dice sonriente. Asiento acomodando los rulitos de mi hijo.— ¿Estás bien, Karol?

—Sí, Anto. Muchas gracias. —dejo a Eithan en el piso.— Andando, mi amor. Tenemos que ver a papá.

—¿Papá?

Asiento, Eithan camina hacia la mesita de noche señalando la fotografía.

—Papá. —intenta tomar la foto. Sonrío.— Te quiero mucho, papá.

Tomo mi chaqueta, mis gafas y la mano de Eithan siguiendo a Antonella fuera de la habitación. Estoy lista para ver a Ruggero.

Especialmente hoy no tenía ganas de salir de la cama, las pesadillas me atormentan en fechas como estas, pero también sé que Ruggero de merece todo mi tiempo y atención.

Extraño a mi novio, extraño tenerle a mi lado siempre. Y mierda, me duele tanto que quisiera retroceder el tiempo e impedir que él salga de casa aquel quince de abril.

Make A Wish.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora