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A todas las Ruggeristas...
Hoy, martes 13 de junio, una noticia que cambia nuestras vidas ha llegado a nuestra puerta. Esta mañana, el mundo y la vida misma cambiaron. Y lamentamos demasiado el informar que hace sólo horas, la muerte de Ruggero ha sido confirmada por lo que rogamos que cada uno de ustedes...

Bloqueo el teléfono, Agustín me mira y decido apartar mi mirada mientras asiento.

—Lo que sea que hayas escrito está bien.

—Karol...

—Quiero dormir.

Un suspiro de su parte, asiente y se pone de pie. Camina hacia la puerta mientras yo no dejo de mirar a Eithan dormido sobre la cama.

—Y, ¿Karol? —vuelve a detenerse. Asiento dándole a entender que estoy escuchando.— Creo que es mejor que las redes sociales de Ruggero se eliminen. El mensaje ya fue publicado y...

—Hagan lo que quieran. —pido haciendo el esfuerzo de no quebrarme ahora.— Yo lo entenderé.

—Si necesitas hablar...

—Es que yo solo quiero a Ruggero. —y de nuevo estoy llorando.— No es cierto, todas esas personas mienten, y definitivamente no es Ruggero. Ese cuerpo que encontramos y al que verificaron ADN no es de Ruggero.

—Te entiendo, Karol. Entiendo lo que sientes, pero...

—No es Ruggero. —repito negando.— Ruggero no está muerto, no lo está.

—Lo siento tanto...

Cierro los ojos cuando me abraza, me aferro a sus brazos y le pido que termine con esto ya.

No quiero salir de esta habitación, no quiero encender mi teléfono o hacer algo más que quedarme en su cama reprochando el maldito momento en el que dejé que se fuera.

El maldito me dijo que volvería, prometió que lo haría. Y dijo que cumpliría mi deseo.

Pero no está más, se ha ido y para siempre.

¿Cómo se supone que voy a vivir después de esto?

—No tienes que bajar si no quieres. —susurra. Asiento.— Pero, que sepas que mañana a las dos de la tarde ellos parten para su última despedida y a las tres estarán en el cementerio.

—No quiero despedirme.

—De algún modo te hará bien. —susurra en mi oído.— Confía en mí, ¿sí?

—Me quiero morir.

—¿Y qué pasaría con Eithan si lo haces? —toma mi rostro entre sus manos haciéndome mirarle.— Piensa, tonta, aún tienes a tu hijo, aquí contigo. Y si ese día algo pasó para que ustedes no viajen también, deberían agradecerlo. Las cosas pasan por algo.

—No puedo agradecer el que me hayan quitado al amor de mi vida porque sí.

—Ay, Karol.

Vuelve a abrazarme, lloro apoyada en su hombro hasta que después de horas luchando contra mis propios miedos me quedo dormida.

Y es el llanto de Eithan lo que me despierta no sé cuánto tiempo después. Abro los ojos y le veo mirando el techo, pataleando y llorando.

De inmediato me incorporo levantándole entre mis brazos. Centra su mirada en mí y su llanto se detiene.

Dejo un pequeño beso en su mejilla.

—Hola, amor. —susurro mientras suelto mi blusa.— Entiendo que estés así, el ambiente aquí es algo agobiante.

Make A Wish.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora