—Tengo muchos regalos. —Eithan sonríe. Mamá le repite que los guarde.— Y son todos míos.
—Sí pero guárdalos.
—¿Por qué? Son míos.
Eso me hace reír, dejo que mi madre se haga cargo de la pelea entre guardar juguetes o no. Estoy agotada.
La fiesta de cumpleaños de Eithan por fin se llevó a cabo, y admitía que la mayoría, por no decir todos, asistieron solamente para saber si Ruggero realmente está vivo.
Hace una semana se había lanzado un comunicado oficial junto a pruebas de la clínica en donde estuvo internado mucho tiempo. Y claro que muchas teorías surgieron desde ahí.
Pero no importaba la cantidad o lo que decían, tenía a Ruggero aquí, conmigo.
—Si no guardas todo, no te llevaré conmigo. —le advierte mamá. Eithan se cruza de brazos.— Voy a contar hasta diez.
—Yo sé contar hasta el once y tú no... —canturrea mi hijo ganándose la risa de su abuela.
Claro que sabe contar hasta el once, y solo él cree que el siete va antes del dos y el uno después del cinco.
Siento los brazos de Ruggero rodearme desde la espalda y yo sonrío dejando que bese mi mejilla.
Al final Eithan termina recogiendo todo y tomando su mochila con sus cosas.
Hoy se va a dormir con la abuela. Y lo hará solamente porque mi hermano está de visita y Eithan encuentra atractiva la idea de jugar con el hijastro de Mau.
Si, está conociendo una chica y esa chica tiene un hijo de casi la misma edad de Eithan. Tiene solamente un año más.
Pero el chiste es que se han hecho amigos y ahora mismo Eithan quiere irse a dormir con ellos.
Leo se sintió traicionado, es que Eithan se desvive por pasar todo el día con él.
—Ya despídete que el tío Mau nos espera. —le dice mamá y Eithan se acerca a nosotros.
Suelto a Ruggero y él toma a nuestro hijo en brazos y lo levanta a nuestra altura. Beso su mejilla, Eithan sonríe.
—Te amo, mami.
—Y yo te amo a ti. Pórtate bien.
Asiente, deja un beso en la mejilla de Ruggero y se baja corriendo hacia su abuela. Apenas alcanzo a despedirme de mamá cuando Eithan tira de su mano y tengo que reír.
Finalmente se marchan. Aliviada suelto mi cabello.
La primera fiesta de cumpleaños de mi hijo fue tan buena que ahora el jardín necesita de una especial atención.
Pero será mañana. Estoy cansada.
Apago las luces, camino hacia Ruggero y envuelvo mis brazos en su cuello.
—Está decidido, no más hijos. —susurra.
—Te jodes, lo seguiré intentando hasta tener a la niña.
—¿Y si tenemos solo niños?
—No me importa si tenemos cien más antes de la niña, quiero tener una niña.
Él se ríe, sonrío cuando me besa y no tardo nada en enredar mi mano en su cabello.
Pasaría así el resto de mi vida.
Tengo que reír cuando me toma en brazos llevándome hacia la habitación. Aunque mi risa sea opacada solo segundos después cuando entramos a esta y él cierra la puerta con el pie.

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Make A Wish.
RomanceY si pudiese pedir un deseo, desearía que seas eterno. HISTORIA CORTA.