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—¿Te sientes bien así o muevo algo más? —me siento en la silla frente a ella.— Si quieres llamo a Ruggero, o a Bruno, o a Leo...

—Estoy bien así, hija.

Indecisa asiento, ella sonríe y toma el libro que dejó sobre la mesa antes de que yo entrara para avisar que es la hora de su baño. Saco mi teléfono.

Son las seis y media de la tarde y Ruggero salió a comprar las nuevas recetas que dejó el doctor. Bruno está en el trabajo y Leonardo haciendo trabajos de la universidad.

Llevo dos días cuidando a mi suegra después de su operación en la vesícula. Y supongo que lo hago bien porque hasta el momento no se ha quejado.

Pero tengo miedo igual, soy pésima en estas cosas de ser la enfermera.

—¿Y ya viste tu cita para el vestido? —me pregunta. Asiento.

—Sí, y ayer lo hablé con Ruggero, haremos dos vestidos diferentes así que el de la boda civil lo haré aquí y lo eligiré contigo. —comento.— Pero cuando te sientas bien.

—Eso me hará muy feliz. —asegura.

—Y a mí, he pensado en algo como pequeño y cómodo, y sin mangas. Muy sencillo. —explico.— Ah, y Ruggero también me dijo que....

—¿Tenía un regalo para ti?

Indecisa asiento, ella sonríe y me pide que vaya hacia su armario y de allí saque una caja ubicada al fondo.

La busco, y al encontrarla, hago lo que me ha pedido. Vuelvo a la cama sentándome en la orilla de esta.

—Ábrela, es para ti. —musita y sonrío.— Espero que te guste.

Abro la caja, pongo la tapa a un lado y cuando reconozco la sedosa tela blanca, tengo que sonreír.

Saco un precioso vestido de esta, emocionada le miro y ella me sonríe.

—Es el vestido que usé en mi boda. —susurra.— Y si quieres, puedes usarlo con ciertas modificaciones.

—Me encantaría. —digo segura.— Gracias, Anto. Esto es hermoso.

—Siempre soñé con dárselo a mi primera nuera, y ahora que te considero como la hija que nunca tuve, nada me haría más feliz que lo usaras.

—Ay, muchas gracias. —abrazo el vestido emocionada.— Y tú también eres como una madre para mí, te quiero mucho y me hace muy feliz saber que mi novio tiene una preciosa madre y que mis hijos tendrán a la mejor abuela del mundo.

—Eres lo mejor que llegó a la vida de mi hijo. Iluminaste su camino.

—Y él el mío. —digo segura.— Me alegra que mis hijos vayan a tener un padre como él.

—¿Y ya planificaron los nombres de sus hijos?

—Ay sí, el niño se va a llamar Eithan. —cuento emocionada.— Y la niña... Ay, ya no lo recuerdo.

Las risas se hacen presentes, golpeó mi frente sintiéndome como una tonta. Como no me voy a acordar.

Retomamos nuestra conversación en torno a nuestros planes de tener hijos y todo lo que tenemos que hacer hasta después del matrimonio.

La puerta de la habitación se abre y Ruggero entra, le sonrío mientras él deja la funda de la farmacia en la mesa y se acerca besando mi frente. Camina hacia su madre abrazándola.

—¿Cómo estás? —pregunta volviendo hasta donde estoy. Me levanto y él se sienta, vuelvo a sentarme en sus piernas.

—Muy bien, Karol es una excelente compañía.

Make A Wish.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora