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Ruggero Pasquarelli.

—¿Cómo les fue ayer? —mi prometida se sienta en mis piernas. Leonardo se ríe.

—Increíble, tenías razón. Las peonias y la serenata fueron la combinación perfecta y ahora Alejandra sí quiere aceptar escucharme. Le invité al baby shower, espero que no te moleste.

—Claro que no me molesta. —asegura llevándose una fresa a la boca.— Me alegro de que Alejandra te quiera hablar de nuevo, ¿ves que sí se pueden solucionar las cosas?

—Tenías razón, siempre la tienes.

—Ah, ¿sí ves? —Karol golpea mi hombro.— Tu hermano sí sabe.

Leonardo se ríe, mamá le llama y pronto se aleja en su dirección. Beso la mejilla de mi novia.

Anoche cuando regresamos ella ya estaba completamente dormida y al despertar, nos llevamos la sorpresa de que ese plan del baby shower se había estado haciendo hace mucho y que será dentro de unas horas.

Así que tuvimos que improvisar y ahora Karol luce el vestido que iba a ponerse para la cena de Navidad. Supongo que tendrá que comprarse otro para la ocasión.

El chiste es que todos debemos vestir de blanco aunque ya sabemos que es niño. Y bueno, hay pequeños detalles azules que hacen que todo contraste muy bien.

Además, el que mi familia y la suya se hayan unido y guardado el secreto se nos hace tierno así que esta tarde la vamos a disfrutar mucho.

—¿Te sientes bien? —le digo al notar que se tensa. Asiente.

—Es que me duele mucho la espalda. —explica tomando una bocanada de aire. Se pone de pie.— Necesito ir al baño.

—¿Segura que estás bien?

No me responde, solo camina con velocidad y les pide a todos que se quiten de su camino hasta que se pierde de mi vista.

Me pongo de pie caminando detrás de ella.

¿Será que...?

No, el parto fue programado para Enero.

Es imposible.

Seguramente son sólo molestias regulares y absolutamente normales. O yo que sé, es la primera vez que esto sucede.

Soy padre primerizo, no pueden pedir mucho de mí.

Me asusto más que Karol, con más frecuencia, y con más exageración de la debida.

Así que esperar que no me asuste con sus dolores tan cerca del embarazo sería como pedirle a Karol que deje su obsesión por comprar cosas que no necesita.

Me quedo apoyado contra la pared frente a la puerta del baño esperando que salga. Y cuando lo hace, noto la leve capa de sudor sobre su frente. Preocupado me acerco.

—¿Estás bien? —insisto con mi pregunta.— Mowglito si neces...

—Estoy bien, es solo que me duele la espalda. —asegura poniendo su mano sobre la mía.— ¿Te quieres calmar?

Indeciso asiento, ella sonríe caminando de nuevo hacia el jardín. Resoplo siguiéndole.

Es tan necia...

Las horas pasan y yo sigo notando su malestar y como parece estar inmersa en su propio mundo. En más de una ocasión le pregunto qué pasa pero ella solo sonríe y asegura que es el bendito dolor de espalda.

Aún así tengo que estar al pendiente de su estado durante toda la celebración del baby shower. Ella sonríe, se ríe con todos y participa en todas las actividades eufórica.

Make A Wish.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora