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Meses después.

Ay, mira esta. —señalo la fotografía.— Que bonita, mi amor.

—Sí, pero me gusta más esta. Que bonita te ves aquí. —besa mi hombro.— Este vestido te luce, y tu vientre se ve precioso.

—Ya sé, ni yo puedo creer que terminé de grabar embarazada. La reacción de todos fue genial.

Después de enterarme de mi embarazo tuve que hablar con la producción y mis atuendos pasaron a ser más holgados y adecuados para simular mi creciente vientre.

Las cosas cambiaron un poco y era evidente que todos me consentían en lo más mínimo causando más diferencias entre mis compañeros y yo pero eso me da relativamente igual.

Fue la mejor de las etapas gracias a mi embarazo, fin.

El chiste es que anuncié mi embarazo durante la gala de estreno, usé un bonito vestido que lució mi vientre a la perfección y por supuesto, fui acompañada de Ruggero.

Las noticias no tardaron en hacerse notar y pronto fuimos rodeados de mucho amor. Finalmente volvimos a Argentina hace poquito, y ahora estamos sentados viendo las fotos de la gala mientras comemos dulces.

Dentro de un par de días viajamos a Italia para ultimar detalles allí, y también porque vamos a pasar la Navidad ahí, con mi madre y mi hermano. Y la familia de mi prometido desde luego.

Ya queda poco tiempo, los preparativos están casi listos y en enero las invitaciones se mandan a hacer dando por terminado el proceso de preparación.

—Publica esta. —me sugiere.— Nos vemos bien y el vientre luce como nunca, te ves absolutamente preciosa.

—¿Crees? —acaricio mi vientre.— Está bien, la voy a subir. ¿Cuál vas a subir tú?

—Esta.

Me indica su teléfono en la foto que Katja nos tomó hace días. Somos Ruggero y yo en el parque, él me abraza por la espalda y yo luzco mi vientre con orgullo.

Asiento, juntos escribimos algo bonito como descripción y casi a la vez publicamos las fotos.

El mundo sabe que estoy embarazada, de un niño, y es bonito, pero el proceso como tal lo hemos estado llevando en la intimidad de nuestra relación.

Las consultas médicas, la habitación del bebé, todo.

Y es bonito porque es que siempre soñé con que las cosas se hicieran así.

Estoy formando una familia con mi primer amor, con el único hombre al que he amado y al único al que me he entregado. Ya sé, es muy cliché, pero me gusta lo cliché.

Sobre todo porque sé que estaremos juntos por el resto de nuestras vidas. Inclusive después.

Luego de subir las fotos dejo mi teléfono a un lado y me siento apoyando mi espalda contra el respaldar del sillón. Bostezo mirando el techo.

Ay, que cansancio.

—En unos días más nos vamos a Italia, ¿tienes todo listo? —pregunto acariciando mi vientre.

—Sí, ya solo tenemos que subirnos a ese avión y terminar con los preparativos.

—¿Ansioso?

—Emocionado. —admite divertido.— Vamos a casarnos, ¿lo entiendes? Seremos marido y mujer en básicamente dos meses.

—Dos meses, amor. Ya falta poquito.

—Es chistoso porque primero queríamos un vestido de novia que se amoldara a tu vientre y ahora resulta que vas a dar a luz un mes antes.

Make A Wish.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora