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Mike se había dirigido hacia la puerta en cuanto me vio salir corriendo, es por ello que se encontraba justo en la puerta, por eso que cuando volví a entrar caí directo a sus brazos.
Como princesa y príncipe, así estábamos, el mirándome, yo mirándolo, ¡Ya solo faltaba el beso!
- Y este es el momento en el que te beso- Me dijo con una sonrisa de lado
- Idiota- Puse mis manos en su pecho y lo aleje mientras me paraba
- No te hagas ilusiones pequeña Madi, tengo novia- ¿Él tenia novia? Ok pero, parlanchín, eso es algo que no me interesa, para ser más sofisticados, tu vida no me interesa.
- Si, que bien por ti, y...no me hago ilusiones- Lo mire con desprecio por un momento, hasta que me volví a dar cuenta que estaba sin polo, aparte de su cara definida, su cuerpo también lo era, y yo que pensaba que por andar sentado todo el día por lo menos tendría panza, pero no, la panza le fue remplazada por un abdomen muy bien definido.
- ¿Por qué saliste corriendo?- Me miro confundido
- Porque...- Me quedé sin palabra alguna, el se echó a reír.
- ¿Fue porque me quité el polo?- ¡Que se calle!
- No importa, llamaré al otro asistente para que el se encargue de cambiarte-
- Bueno- Él se dirigió a la pequeña radio que había en el dormitorio.
- Ni se te ocurra Mike-
- ¿Qué?, es solo música-
- Música irritante, malogra mis oídos ¿Lo entiendes?-
- ¡Hey! más respeto con mis cantantes favoritos- Y ahí supe que estaba hablando de los five seconds no sé que.
- Bien, pero no lo pongas a alto volumen-
- ¡Pero es rock!-
- A tí no hay quién te calle- Lo miré rodando los ojos.
No obstante, a los pocos segundos la música invadió el cuarto, tenia que admitirlo, su música era muy buena, pero nunca de los nunca me volvería una fan como el parlanchín en sillas de ruedas.
Tuve que meterme al baño de la habitación, pero...
¿Cómo lo llamaría si ni siquiera tenia su número telefónico?
¿Que iba a hacer con Mike?
¿Quién iba a cambiarlo?
Me sentí perdida pero a los segundos mis neuronas volvieron a sus respectivas funciones y me dijeron que llamara a mamá.
- Madeline, pequeña, se supone que debes de estar durmiendo-
- Lo sé, necesito el número del otro asistente que se supone que debe de ayudarme a cambiar a Mike- Lo dije tan rápido que pude haber muerto por no respirar, ya saben, a veces la muerte llega cuando nade se lo espera.
- Para eso hay un botón, Mike debió de explicártelo- Bostezó desde la otra linea.
¡Y el parlanchín no me dijo nada!, colgué en cuando mi mamá lo mencionó y salí del baño.
- ¡¿Que botón se supone que debo presionar para que el otro asistente venga de una vez por todas?!- Tenia mucho sueño, tenia mal humor, me dolía la cabeza, sin duda este día se sumaba a los peores de mi vida.
- Como veras señorita enojona, en todas las camas de los pacientes se encuentra un botón, justo al costado- Señalo, al parecer burlándose.
Lo único que hice fue mirarlo mal y oprimir el botón, la música hacia que la cabeza me latiera a mil, y aún más cuando al parlanchín se le ocurría cantar, aunque su voz era de mi agrado, como para ser cantante en mi opinión.
- Mike, ¿podrías hacer silencio y hacerme el favor de apagar tu música?- Le dí la mejor sonrisa (Aunque fingida) y le miré con una cara angelical.
- Muy buen intento pequeña Madi, pero no se me dá la gana- Me dió una sonrisa, y se giró para seguir cantando.
Lo que esperé fueron eternidades y eternidades de minutos, osea, yo me hacia vieja aquí y no llegaba el asistente. Por arte de magia, tocaron la puerta, corrí a abrirla.
- Gracias por hacerme esperar- Le hice saber que su tardanza me enojó.
***
Luego de vaaaaaaaaarios minutos, el asistente se fue.
- Pequeña...tengo sed- Me mostró sus dientes con una sonrisa, iba a decirle: Si tienes sed, párate y trae agua, pero recordé que el no se puede parar porque es un paralítico.
- ¿No puedes fingir que no la tienes y dormirte de una sola vez? ¡Por el amor de Dios, hablas todo el día, parlas por aquí, parlas por acá!, ¿Crees que no estoy harta de tener que escucharte todo el día? Y eso que faltan muchos más días, será toda una tortura, ¡¿Quieres dormir ya de una vez o tendré que acostarme a tu lado para que te duermas como si fueras un bebé?!- Lo miré con total desprecio, ya me tenia harta, y cuando alguien me tiene harta, yo no me callo las palabras.
- Te ves totalmente ridícula gritando- Y comenzó a reírse, lo ultimo que me faltaba ¡Genial!
- Bien- Solté un largo respiro, ya no pelearía más, y mucho menos con un chico que no entra en razón
A pero mírala hace un momento gritándole histéricamente.
Fui por un baso de agua y se lo dí, estaba totalmente cansada así que me dije interiormente: Solo ve a tu cuarto y no esperes a que un chico se duerma, ¿Quieres dormir? Pues hazlo, solté un gran bostezo.
- Ve y duerme- No te hagas el amable ahora, rodé mis ojos.
- Bueno- Meneé la cabeza mirándolo ya acostado- ¿Estarás bien?
- O por dios, la señorita "Todo el mundo me amarga" se esta preocupando por mi- Y ahí vamos otra vez.
- Hashhh solo duérmete, ya me voy-
- Adiós pequeña Madi- Sonrio burlonamente, y sabia por qué, por mi estatura y porque el sabia perfectamente que odiaba ese apodo.
Lo mire mal y sin decir nada me fui, ya en mi cuarto me recosté en la cama, mire el techo imaginando el cielo. Estaba tan cansada y solo era el primer día.
A ti Dios que estas en los cielos, has un milagro para que mi mamá me saque de aquí y así no tenga que aguantar al parlanchín.
Deseando con todas mis ansias que esto sucediera, cerré mis ojos poco a poco y me quedé dormida, olvidando que hace unos estaba sentada en las piernas de un paralítico con el dorso al descubierto.
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Déjame imaginar tenerte
Teen FictionA veces la mente humana es capaz de crear otro mundo, en el cual todos son felices, y todo es perfecto.