Las semanas habían pasado, con ello el invierno se hacía menos fuerte, pero eso sí, la gripe no faltó.
Me encontraba en casa, ya había hecho todo así que estaba aburrida mirando el techo, imaginando los tiempos en el que yo tocaba el piano junto a mi padre, hace mucho que no lo hacía, y ya deben de saber porque.
Estaba escuchando una canción de Five Seconds of Summer, sí, como les dije, a veces uno cambia sus gustos ¿No?.
Aquella canción era mi favorita, tenía un buen ritmo, y que hablar del significado, era uno muy hermoso.
No le había dicho al parlanchín que escuchaba a su grupo musical favorito, porque dios sabe que tanto se habría emocionado, además me haría aprender cada una de sus canciones.
Así que no le había dicho nada, quería disfrutar de su música tranquilamente, por ahora.
Me sabía cada ritmo de aquella canción, la letra no tanto pero ahí estaba.
Una idea recorrió por mi mente, trate de omitirla pero no paraba de aparecer y merodear por mi tonto cerebro.
Quería ir a tocar el piano, tenía tantas ganas, pero a la vez no quería hacerlo porque me recordaba a papá, al fin de cuentas fue el quien me hizo dar cuenta de lo maravillosa que es la música.
Bien, hagamos esto Madeline, iras al sótano, te acercarás al piano, te sentarás en la silla acolchonada, y empezaras a tocar una música, la que se te ocurra, a sí, podrías tocar la canción que tanto te gusta de aquel grupo musical.
Le hice caso a mi conciencia, me paré del sillón, fuí al sótano, si que estaba oscuro por aquí, con un poco de miedo y el frío recorriendo mi cuerpo, prendí la luz, y ahí estaba el piano que un día fue tocado por un padre y su hija.
Ahora volvería a ser tocado por la hija, aunque sin el padre.
Saqué la sábana que cubría aquel piano, sonreí al recordar que le dije a mi padre que lo pintara de color rojo, y así seguía, era un piano de color rojo, uno muy hermoso.
El recuerdo invadió cada parte de mi cuerpo, pero había cambiado algo, ya no dolía tanto como hace unos años. Esta vez era diferente, sentía algo llamado tranquilidad.
Soplé y salió un poco de polvo, cuando era pequeña creí que esto era polvo mágico de hada, si que tenía una muy buena imaginación.
Me senté en el sillón acolchonado que acompañaba al piano, respiré y toqué una de las teclas, este emitió un sonido que me devolvió a los tiempos de antes.
Agarré mi celular, puse aquella música, y dejé que me invadiera, a mí y al silencio del sótano.
- Tu puedes Madeline- Me dije a mi misma.
La música invadió el lugar, aunque no recordaba muy bien, pues ya hace mucho que no tocaba, empecé, una tecla, dos teclas, tres teclas y las que siguieran, toqué al ritmo de aquella canción, pensé que no saldría, pero iba de maravilla.
Imaginé a mi padre al lado mío, sentado y aplaudiendo, tal y como lo hacía cuando yo era pequeña, sonreí al ver que aún conservaba parte de mi imaginación.
A pesar de ser la primera vez que tocaba al ritmo de la música que tanto me gustaba de ese grupo, no salió tan mal, hubo algunos errores, pero salió hermoso.
Terminé y dí un suspiro, al suspirar, parece que tragué un poco del polvo que había en el lugar y un pequeño "Achís" se salió de mis adentros.
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Déjame imaginar tenerte
Teen FictionA veces la mente humana es capaz de crear otro mundo, en el cual todos son felices, y todo es perfecto.