Capítulo 4

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¿Alguien en esta vida que me explique por qué tenia que quedarme a dormir en este lugar? ¿Nadie? ¿Nadie?, sí...mi mamá.

- Como has visto, nuestro querido Mike- ¿De verdad le dijo querido? já, ya me di cuenta que sus muestras de amor conmigo son muy escasas- Es paralítico, por lo cuál, necesita la ayuda, para vestirse, acostarse, levantarse, ir al baño- Esperen ¡¿QUÉ?! 

Mi cara estaba terriblemente sorprendida, miré a mi mamá, y le expresé con mi rostro que eso no era algo que yo podía hacer, pues, soy una chica, y él un chico, el merece su privacidad, y yo merezco cuidar mis ojitos.

- Mad, sobre lo último mencionado, habrá alguien más que pueda ayudar en eso, tu no te preocupes en ese tema- Gracias al cielo, ya empezaba a decaerme interiormente.

Y lo único que faltaba, Mike riéndose por la cara que hice y por lo que mamá mencionó.

- Tú cállate parlanchín- Lo fulmine con la mirada, mamá me codeó como advertencia- Bien, hora de irnos- Mencioné desanimada y con un poco de enojo.

- Así que otro de tus apodos es Pequeña- Me miró y sonrió como burla- Ese te define, eres una enana malhumorada después de todo...  

- ¿Acabas de decirme enana? discúlpame pero...- Iba a mencionar algo de su estatura pero recordé...no lo he visto parado aún debido al estado en el que se encuentra- Tsssss...olvídalo.

- Al parecer no te llevas bien con tu mamá- Y no es que sea eso Parlanchín, solo que peleé con ella por una razón, y esa razón eres tú.

- Solo te parece, somos muy buenas amigas- Que Dios no me escuche mentir, amén. 

- Bueno, no te quedes ahí parada, necesitamos irnos antes de que nos apaguen...- Y ahí va otra vez, decidí cortarle

- Lo se Parlanchín- Rodé los ojos 

Entre pasillos y más pasillos, llegamos a las habitaciones, prendí la luz del cuarto y posicioné a Mike al costado de la cama mientras buscaba alguna ropa para ayudar a...cambiarlo.

- Ahí no- Estaba buscando la ropa dentro de todos los cajones que estaban en este cuarto, busqué en otro.

- Ahí noooo- Mencionó riendo mientras rodaba los ojos, decidí buscar en otro.

- Ahí tampoco-  La paciencia se me estaba agotando con este parlanchín en silla de ruedas, y como si aún me quedara más paciencia, decidí buscar en otro lugar. 

- Que noooooo- Empezó a reírse con tantas ganas que por poco ya se ahogaba. 

Lo mire con una linea en mis labios, estaba totalmente perdida con el parlanchín, la paciencia me la hacia perder en un 2 por 3.

- Bien, búscala tu, yo me voy- Le respondí casi gritando, estaba irritada con ese chico. 

Lo mire y me fuí, lo deje ahí sin siquiera haberlo acostado, que va, él tiene la culpa por haber hecho que yo, Madeline Zender, pierda la paciencia.

Me dirigí al cuarto del costado, prendí las luces y acomodé unas cosas que estaban en la cama, supuse que mi mamá las puso allí porque sabía que tenia que quedarme.

Puse música, esta vez sin los audífonos, dejé que la música inundara el cuarto, obviamente no le puse mucho volumen. No quería despertar a alguien o escuchar al parlanchín quejarse mientras me decía: "A mi me apagaste la música mientras que la tuya suena a todo volumen" , ñi ñi ñi, de verdad que iba a terminar loca. 

Aún había un poco de personal por los pasillos, ya estaban cuidando de sus pacientes en sus cuartos, que el peso de dejar a un paralítico en su cuarto sin ser cambiado ni acostado, no te caiga encima Madeline, Amén. 

Déjame imaginar tenerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora