Especial (22)

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Adivinen quien tuvo la mejor espectacular maravillosa y esplendida idea. 

Así es, yo, Madeline Zender, la verdadera diosa de las mejores ideas, cumpliré uno de los sueños de Mike. 

Ya me encontraba en casa, la universidad había dejado de ser muy pesada estos últimos días. 

Mientras iba en el bus reflexione un par de cosas, como que la virgen de los chocolates no existe, pero yo me puedo convertir en ella, otra cosa es sobre los estudios, ¿Madeline estas bien? Había mejorado mucho últimamente, y por último, uno de los sueños de Mike era comer helado en invierno. 

Y si, la mejor espectacular maravillosa y esplendida idea que se me había ocurrido, era hacer que este sueño se cumpla. 

Y fíjense que no estoy tratando de ser amorosa, nomas que como a el le gusta, digo como es un sueño, además, a mi me gusta el helado. 

Solo tenía que llevar el helado sin que se dieran cuenta, no quiero que me vean raro. 

Hay ajá, siempre te han visto rara. Pensé. 

Pero digo, quien sabe lo que puede ocurrir, es invierno, ¿Qué loca o loco comería helado en invierno? No es que sea loca pero je, yo. Y claro, Mike. 

Mañana, en cuanto tenga que ir, iría a comprar dos helados, uno para el oarlanchín y uno para mí, luego los escondería poderosamente haciendo que no se rompan o derritan, aunque con este frío no lo creo. 

Ahora solo debía de cerrar mis ojitos y dormir, esperando y anciando a que sea mañana. 


[...]


Pero que alarma para más odiosa, esta vez le tiré una de mis pantuflas. 

Me levante y sentí que hoy, después de taaaaaanto tiempo, me sentía totalmente reconfortada,  había despertado totalmente como una joya. 

Me estiré y fui a recoger mi pantufla tirada, mis neuronas se despertaron y recordaron lo que tenía que hacer. 

1. Alistarme. 

2. Desayunar. 

3. Ir a por los helados. 

4. Ir al centro de rehabilitación. 

5. Darle una sorpresa a la persona que más habla en este mundo. 

Así de fácil Madeline, tu puedes, ahora solo has lo tuyo. 

Hice todas mis cosas apurada ya que...la emoción me atacaba por dentro, iba a hacer que el parlanchín coma helado en invierno, y claro, posiblemente salgamos afectados por esto. 

Soy muy débil en cuanto a esto, incluso en el propio verano, como un helado y luego de los minutos ya estoy agripada. 

Salí de mi casa asegurándome de que todo este bien cerrado, ahora la cuestión era conseguir los helados, es que era invierno, y nadie vendía helados, a menos de que sea yo misma quien los prepare, pero para eso entonces llegaré tarde a ver a  Mike, es decir, al centro de rehabilitación. 

Busque busque y busque, pero las personas que atendían terminaban mirándome raro ya que era una enana buscando helado en pleno invierno. 

Me sentí como si fuera princesa que acaba de encontrar sus zapatos relucientes al ver que en una tienda había helados. De hecho, supuse que no estaban a la venta ya que eran solo unos cinco helados, pero uno hace lo que sea para conseguir lo que quiere. 

Déjame imaginar tenerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora