La tarjeta de San Valentín

Cap 28. Se a encariñado contigo.

Cap 28. Se a encariñado contigo.

Una bruja pelirosa estaba sentada en su tocador haciendo anotaciones.

— Solo quedan cuatro días más para que esto funcione — Susie estaba ansiosa de esperar, la paciencia no era una de sus virtudes.

El espejo comenzó a sonar, la gata tomó un respiro profundo, forzó una sonrisa y contestó una llamada.

— Hola Ramona, que bueno verte pero creo que esto puede no este funcionando tan bien como tenía previsto— Susie trato de justificarse con una sonrisita forzada, sabía que era difícil pero tenía que intentarlo.

— Ya basta de tanta humildad sabes que no te queda — expresó contenta Ramona, mientras le mostró unos cuantos bebés del tiempo — ves a estos grandotes, hoy aparecieron tan grandes y llenos de energía, ahora cuéntame y con lujo de detalle — Ramona se mostró seria y solo la luz de la vela iluminaba su rostro Susie sabía que esta plática seria incomoda.

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Mientras tanto Oscar y Erizo platicaban entre ellos como fue en su día, la joven campista le explico a Oscar todos los ejercicios que estaban realizando, prácticas, recolección, teoría, pociones, hechizos y por alguna razón Betsy siempre escogía el método más complicado, más exacto que a la larga era agotador.

Mientras Oscar le platico que Susie no estaba bien de salud y le ayudara un poco a hacer unas diligencias, cosa que no entro mucho en detalle, de lo que si hablo y con entusiasmo fue del pequeño hurón que Susie estaba cuidando y termino jurando que al crecer tendría uno propio.

Así se pusieron al día, ambos estaban acabados, y literal cada uno se arrastraba para tomar aunque sea un vaso de agua, al final entre quejas de cansancio Erizo se fue a su cabaña, no sin antes abrazar a Oscar, no quería pero tenía que despedirse e ir a descansar.

Para Oscar su día se había vuelto demasiado ajetreado, una actividad tras otra había agotado un poco su gran reserva de energía, nada que una ducha y un buen sueño no repare.

Antes de proseguir un pequeño ruidito llamó su atención, eran pequeños golpecitos y sonaban de su puerta, al abrirla noto que era el pequeño hurón que lo había seguido hasta su cabaña, sin vacilar este subió por su pantalón y nuevamente y terminó subiéndose sobre su cabeza.

Oscar no lo podía creer, era como un regalo para él, aunque debía ser responsable y devolverlo a Susie, miró al exterior y miro que ya era algo noche así que bueno considero que sería muy malo molestar a Susie y más si ya estaba dormida, además el pequeño parece se había encariñado con el.

— No detente — se reía Oscar mientras el pequeño buscaba algo a los alrededores de Oscar.

Supuso el pequeño tenia hambre, así que decidió tomarlo y abrazarlo mientras ambos fueron a buscar alguna fruta que conservará cerca, seguro le encantará algo dulce.

— Ten pequeño son unas frutillas— le ofreció Oscar, mientras se dio cuenta que tenía que tomar un baño asi que decidió dejar al Hurón comiendo mientras tomaba una ducha.

El pequeño Hurón, alegre empezó a devorar la fruta, ya que Oscar se había retirado, escupió lo que tenía en la boca , tiro la frutilla y comenzó a buscar frenéticamente en toda la habitación de la cabaña, arrojaba objetos, abría cajones e incluso se tomó el tiempo de encerrar a Pijama para que no lo molestara.

Oscar había dejado la puerta del baño medio abierta con el fin de tener un ojo en el pequeño hurón, pero era difícil tratar con el jabón y el ruido de la regadera, escuchaba actividad — espera solo un poco ya que salga te cepillare, con mucho cuidado, Susie me dijo que a las criaturas pequeñas les encanta —

El pequeño hurón acelero su búsqueda, empezó a hacer pequeños gruñidos que desde una perspectiva ajena se oirían adorables.

El pequeño hurón tenía una cara molesta, no había encontrado nada; se asomo en dirección del baño y ahí estaba la ropa que había dejado Oscar, el pequeño se envalentono y se acercó sin hacer ruido, este sabía que era una gran apuesta pero debía de encontrar su objetivo.

El hurón entro al baño tratando de no voltear a donde estaba Oscar, incluso trato de taparse los ojos, algo difícil para un ser con patas tan pequeñas, miro la ropa y arrastro esta con mucho cuidado, sin previo aviso Oscar abrió la cortina buscando su toalla, el Hurón se vio obligado a esconderse bajo la ropa, no debía ser descubierto, el pequeño se asomo y noto que se estaba lavando los dientes, así que retomo su misión y rápidamente sacó la ropa de del baño.

Sin perder un solo segundo busco en todas artes de la ropa de Oscar, hasta que noto un pequeño insecto dorado escondido entre la ropa, ese era su objetivo, lo tomo y estaba por morderlo, pero moto que Oscar estaba por salir del baño rápidamente encontró como escapar de la cabaña y desapareció en la Obscuridad de la noche.

Al salir del baño Oscar miró el desastre que el pequeño había hecho, incluso encontró a Pijama lloriqueando en una caja — No de nuevo— expresó la joven prenda. Oscar tuvo que consolar a la pequeña vestimenta de dormir a su parecer se había vuelto demasiado dramático, por ahora su única preocupación era que le iba a decir a Susie sobre su pequeña mascota.

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Susie seguía contando a Ramona cada travesura que había ocasionado su pequeño Hurón, ambas estaban riendo a carcajadas, su plática fue interrumpida cuando la puerta fue abierta de sorpresa.

Era Susie quien venía con una expresión de pocos amigos — Tomare un baño, no molesten hoy fue un día del asco — sin más azotó la puerta del baño y solo se escucho alguna música de fondo y el ruido de la regadera.

Ramona se le quedó mirando tratando de no reír en su presencia, al entrar al baño volteo a ver a la Susie con la que había estado platicando — Creo mejor no la molestamos, Alice fue grato hablar contigo para variar—

Ambas se despidieron y cada una regresó a sus aposentos, dejando solo a una bruja a quien solo quería olvidar el día.