Cap. 12. Ira

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Cap. 12. Ira

La noche en el bosque era obscura y silenciosa, solo la luna llena iluminaba pequeños senderos por el que hace ya años llego a recorrer alguna persona, esta sección del bosque era de los mas apartados y ocultos en toda la isla y realmente pocos eran aquellos que decidían aventurarse a estas áreas.

En esta espesura solo se podían escuchar a lo lejos aullidos de lobos con sus rápidas pisadas persiguiendo a su presa y a una desconocida que corría lo más rápido que sus pies descalzos le permitían avanzar.

La pobre chica que huía estaba aterrada, apenas y podía mantener el ritmo y su respiración no le permitía continuar.

Tras no poder avanzar mas se detuvo en lo que parecía un pequeño claro, se recargo en uno de los troncos tratando de recuperar el aliento, su cansancio era fácilmente opacado por su desesperación, al escuchar un par de aullidos tuvo que taparse a si mismo la boca para evitar hacer ruido.

Pronto escucho un par de pisadas de animales quienes se detuvieron de golpe y empezaron a gruñir muy cerca, estaban cada vez mas cerca, la chica tuvo que contenerse de gritar de terror pues sabia que su tétrico destino estaría marcado.

Ese par de bestias deambulaban cerca, inquietos buscando a su presa entre la maleza, la pobre joven solo podía morderse los labios para evitar gritar del terror al grado de provocarse sangrado leve y alertar a sus perseguidores, una lagrima empañaba su vista, sentía que las bestias estaban demasiado cerca; unos segundos después se escucho como las criaturas tomaron carrera nuevamente a otra dirección, la joven con la boca a tapada no podía creer su suerte, espero un momento se limpio el sudor y la suciedad de su rostro con ropa que ya eran unos harapos viejos se preparó para escapar lo más rápido posible de este lugar con vida.

Esta chica tenia un aspecto familiar, era una gata con cabello rosa, pero con una apariencia demasiado maltratada, tenia moretones y rasguños, ya había sido atacada una vez y temía que esta fuera la última.

Tomo una rama para apoyarse en su andar, sus lesiones le empezaron a cobrar factura, solo pudo recorrer unos metros cuando uno de estos lobos brinco justo enfrente de ella, gruñía y mostraba esos enormes colmillos lista para morder.

—¡Aléjate!, ¡vete! — gritaba entre llanto y miedo

—Que quieres de mí! — La chica agitaba la rama tratando de intimidar a la criatura

Quiso de tomar distancia pues a paso lento seguía acercándose, no tuvo tiempo de reaccionar uno de los lobos apareció por un lado y mordió su pierna, enterró sus colmillos en la piel y agito su mandíbula tratando de desgarrar un trozo de carne.

Entre gritos y dolor, reacciono un poco y alcanzo a golpear a la criatura con la rama, esta se alejo un poco, perseguida de su compañero.

Intento levantarse, pero ahora se percato que no podía, su pierna derecha hasta la altura de la rodilla había desaparecido y solo veía como chorros de sangre se empapaban su ropa y la tierra de ese bosque.

Era el instinto o su miedo solo quería alejarse, a pesar del dolor comenzó a arrastrarse por el suelo tratando de dejar un poco de distancia entre ella y sus verdugos, cada vez que avanzaba un punzante dolor en su extremidad le recordaba la gravedad de su daño, no aun no estaba dispuesta a morir, no esta noche.

Sus pensamientos no fueron escuchados, de golpe ambos lobos se abalanzaron sobre su presa, mordiendo parte de su brazo y estomago y arrancando pedazos de piel y carne, defenderse era inútil, solo podía gritar mientras era devorada viva, antes de su ultimo aliento uno de los lobos se abalanzó sobre su cuello y sin titubear arranco la piel.

La tarjeta de San ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora