Ya habían pasado algunas semanas de que la pareja se había separado y cada uno volvía a su vida como normalmente era.
A Serena, sus padres la habían comprometido nuevamente con Seiya, un amigo de su infancia.
Entre tanto Darien seguía con su relación con Rei aunque aún no colocaban fecha para el matrimonio y como siempre él evadía el tema, cosa que le molestaba a su prometida pues el novio ni interés le tomaba al asunto.
Pero en lo más profundo de Serena y Darien ambos, en aquel lugar oscuro de su alma, se encontraba guardado el deseo de uno por el otro.
Serena seguía viéndose con Helios, se habían vuelto amigos, muy buenos amigos. El pequeño fue un pilar fundamental para que Serena no cayera en la depresión por el joven de ojos negros así como también lo había sido de Darien, pues entendió que su hermano estaba enamorado de ella. El pequeño estaba confundido, para él era difícil comprender cómo dos personas que se querían estaban separadas y al mismo tiempo comprometidas con personas con las que no se entendían en lo más mínimo.
Tanto Serena como Darien tenían sus secretos y el pequeño Helios también ya que había hecho una nueva amiga con la que tenía una meta en común, unir a esos dos tercos.
Darien se encontraba en su casa tomando el té con su ahora prometida, aunque había pasado un buen rato solo revolviendo su taza que ya estaba bastante helada, cuando de pronto su mente le trajo el recuerdo de una tarde donde tomaba el té junto a Serena.
Ella se encontraba sentada en su escritorio revisando algunos papeles y él la miraba sin ninguna importancia. En ese instante Serena tomó su taza y bebió un sorbo y sin darse cuenta se le escurrió una hilera de té, él se limitaba a observar aquel pequeño liquido y la reacción de ella. El agua paso por la comisura de su labio, y llego hasta su escote, que misteriosamente él nunca había visto pero que encontraba tentativo a besar. Ella con su lengua se quitó el líquido de su comisura y con sus dedos finos repasó el lugar por donde había recorrido aquella rebelde gota y quitó lo húmedo que dejó el recorrido de esta. Darien nunca había visto que el momento de tomar el té fuera tan sexy en una persona.
Darien solo sonrió. Lo que daría para revivir aquellos momentos y para estar con ella, pero no dejaba de pensar en que la había visto con Diamante, pues aunque ese hombre solo era un buen amigo de ella, la situación en la que los había encontrado hacía pensar otra cosa.
De pronto, a Rei le ocurrió el mismo accidente que a Serena en su recuerdo, pero esta se limpió de forma más apropiada, así que Darien se levantó retirándose a su habitación pero no sin antes pensar —No. No es igual que ella, nunca se comparará con Serena.
Por su parte, Serena terminaba de cenar junto con su prometido, todo estaba silencioso. Sin poder evitarlo ella también lo comparó con Darien. Cuando ambos cenaban juntos siempre el momento era de risa, pero ahora, eran conversaciones acerca de política o cosas sin mucho interés.
El tiempo de la cena le fue eterno, hasta que él se tuvo que ir y por fin ella pudo ir a su habitación a dormir.
Tanto Darien como Serena se habían ido a la cama con el mismo pensamiento en común —Nadie seria igual que él— afirmaba Serena.
—Nadie será igual que ella— Darien no podía dejar de pensarla.Al día siguiente Helios visitó a Serena llevandole una crema de pepinos, que hacía que las manos estuvieran más suaves.
Serena se encontraba perdida en sus pensamientos cuando el pequeño la interrumpió. Helios conocía cada faceta de ella y sabía perfectamente que estaba perdida en aquellos mares de recuerdos donde siempre estaba presente su hermano. El pequeño sabia que cada vez se acercaban más las bodas de ambos y tenía que unirlos o sería demasiado tarde para los dos, así que su misión era unir a esos dos antes de cualquiera de los dos matrimonios estuvieran frente a un sacerdote.
A Serena, un escalofrió le recorrió todo el cuerpo con tan sólo ver el frasco que el pequeño llevaba en sus manos y que le estaba obsequiando pues aún recordaba aquella noche fatídica, donde conoció a los padres de Darién y la picazón horrible que le apareció en las piernas.
Helios le explicó que en esa ocasión habían sido unos errores matemáticos, pero no era nada intencional. Serena se negó a exponerse a alguna reacción a su piel, pero al mirar los tiernos ojos del pequeño no pudo decirle que no.
Luego de unas horas de haberse llenado el cuerpo del extraño producto fabricado por Helios, Serena estaba en su habitación con una fiebre muy alta, sudando y diciendo incoherencias mientras que su poca cordura se iba.
—Helios— dijo Serena con una voz tan débil que se perdía en toda la habitación. El niño se acercó a su lado, le tomó la mano y se acercó para escucharla mejor —Estoy pensando que soy tu conejillos de indias— con todas las fuerzas de ella logró pronunciar su última frase y frunció el ceño —Mejor vete, antes que me den ganas de matarte— confesó Serena cayendo en un sueño profundo.
—Tranquilízate, todo es parte de un perfecto plan— le susurró Helios dándole un tierno beso en la frente.
El pequeño corrió de regreso a su casa. Los ojos de Darién se abrieron a más no poder, luego de escuchar el relato de su hermano, no podría creer que ella hubiera tenido ese incidente por causa de un tonto experimento. Darien siempre le había dicho a Helios que probara sus creaciones raras en otras cosas pero no en las personas.
El preocupado joven se colocó un abrigo y salió tan rápido, que nadie logró verlo.
Al momento de llegar a la casa de Serena ya era de noche, y su figura se tapaba con la oscuridad. Gracias a Dios esa noche no había luna para alumbrar y delatarlo, así que decidió trepar hasta su habitación para verla.
Al llegar ahí se encontró con una pequeña luz de vela que mostraba lo afectada que se encontraba Serena. En esos mismos momentos le dieron ganas de aplastar a su pequeño hermano.
Darien la observó con ternura, le acarició con tanta suavidad su mejilla sonrojada y de inmediato sus sentidos, su cerebro y por sobre todo su corazón le pedían a gritos que la besara. Darien no tardo en hacerles caso y se acercó suavemente a los finos y rosados labios de ella.
—Darien—susurró ella. Él tan sólo sonrió de imaginar que ella estaba soñando con él y siguió con su labor de aproximarse a besarla y así lo hizo.
Ella lentamente abrió los ojos y pensando que era un sueño tomó la cabeza de Darien, él se acercó para que ella no se levantara, y se besaron, un beso tan lento y con tanta pasión que abarcaron todos sus sentidos. Lo profundizaron, su lenguas se adentraron a aquellas cuevas que les entregaban miles de sensación juntas, pero el oxígeno para todo ser viviente era necesario y para ellos lamentable también y tuvieron que romper tan mágico momento.
Ese instante, para ambos era color de rosa, pero no sabían que lo que vendría después sería una batalla campal entre los dos por obtener la razón.
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La viuda negra
FanfictionMúltiples matrimonios terminados en tragedia. ¿Que hará serena para evitar que el chico indicado muera esta vez?