Darien sintió que el estomago le dió vueltas junto con una punzada muy dolorosa. ¿Celos? Definitivamente esa sensación lo eran.
Mientras tanto, en su casa, Serena estaba decidida a enfrentar sus temores, se paró frente a aquella puerta de color negro, aquella que atraía la muerte, desgracia y amargura a su vida. Odiaba a ese objeto y odiaba a esa habitación.
Con un pequeño temblor tomó el picaporte de la puerta de un fino color oro, y recordó esos momentos exactos en que sólo cruzaba ese umbral y luego salía desplomada de ahí. De pronto sus recuerdos del pasado atormentaron su mente
FLASH BACK
—Por fin somos marido y mujer— dijo un hombre con una inmensa felicidad —Esta será nuestra habitación, la elegí específicamente para nosotros.
FIN FLASH BACK
Serena abrió la puerta lentamente, con la mirada observó todo el cuarto. Se encontraba tan limpio como cuando había entrado por última vez, aunque la cama estaba un poco desordenada ya que no dejaba que ninguna empleada se acercara a ella.
El recordar sus momentos más dolorosos provocaba en ella que todo su cuerpo se inundara. El solo hecho de revivir los instantes en que su miedo más profundo se hacía realidad, la hacía salir corriendo y llorando de esa habitación directo hacia el baño para vomitar. Siempre era lo mismo con cualquier esposo.
Pasadas algunas horas, Mina llegó a la casa de Serena con las intenciones de brindarle apoyo a su hermana, pero lo que vió la dejó un poco preocupada y pensativa. Serena se veía bastante pálida y estaba devolviendo el desayuno y todas las comidas del día anterior.
Al entrar en esa habitación, Serena no logró ni siquiera pasar más allá de la cama y tuvo que salir corriendo porque unas nauseas y un apestoso olor a putrefacción le llegaron directo a la nariz y posteriormente, al estómago. Una vez que se le pasó esa terrible sensación, intentó por segunda ocasión, pero obtuvo el mismo resultado que la primera.
Esa habitación le había ganado la batalla pero esperaba que no la guerra.
—¿No será qué estas embarazada?— Mencionó despreocupadamente Mina. Serena se puso roja y siguió en su labor —Es muy extraño que al entrar a esa habitación tú seas la única que perciba ese olor…. Dime la verdad ¿Estas embarazada?— preguntó seriamente Mina.
—Por supuesto que no. Aún soy virgen— dijo un poco avergonzada y enrojecida del rostro.
—Pensé que ya habías estado con Darien ¡Vaya que es lento ese hombre!— comentó Mina de forma inocente.
—¿Cómo se te ocurren tales barbaridades Mina?
—Pues como ya llevaban meses saliendo y estaban por casarse yo pensé que...
—Sabes bien que nuestro compromiso era totalmente falso—interrumpió Serena.
—Pues si, pero falso o no, ustedes se aman ¿Que tendría de malo?
—Estamos con personas diferentes y no merecen una traición de nuestra parte— dijo cortante.
—Pues aquí el único que tiene ese problema es él, no tú. No durarás más de veinticuatro horas casada, recuerda que tus maridos se mueren en la noche de bodas y ¿Quién puede guardarle fidelidad a un muerto? Nadie.
—¿Estas escuchándote Mina? Además no deseo quedar embarazada.
—Hay varias formas para que no quedes embarazada.
—¿A sí? ¿Cómo cuales?— preguntó Serena con un poco de ironía y un leve giro de sus impactantes ojos azules. Lo que menos hubiera esperado cuando vió llegar a su hermana era recibir una plática sobre relaciones sexuales, embarazos y métodos anticonceptivos.
—Ya platicaremos de eso más tarde. Lo más importante ahora es que descanses, no te ves muy bien— acto seguido, Serena se fue a la cama para intentar dormir un poco.
Del otro lado del pueblo, cuando Helios estuvo de regreso en su casa, Darien lo tomó por detrás de la camisa y se lo llevó lo más lejos que pudo, justo en donde nadie escuchara la conversación que tendría con él. Bruscamente lo colocó en un silla y el inocente pequeño no comprendía nada, sólo pudo ver a su hermano que lo agarraba y lo arrastraba al patio trasero.
—Enano, confiesa— le ordenó Darien.
—¿Y ahora que quieres saber?— respondió el pequeño con un tono de fastidio.
—¿Por qué no me dijiste que Serena se casaba el lunes?
Helios abrió un poco los ojos para verlo y sonrió mentalmente, había logrado justo lo que él quería, que su hermano sintiera celos y por qué no, enfadarlo un poco más.
—Lo dijo ayer, cuando te gol-pe-o— Helios pronunció esa última palabra tan lentamente que parecía que eran pequeñas cuchillas clavándose en su orgullo.
Si bien antes de que su compromiso se hubiera acabado, Darien había recibido golpes de ella, que eran bien merecidos por pervertido y es que ¿quién diablos se podía a resistir si ella lo convertía en todo sensual? desde cepillar a su caballo favorito hasta tomar una simple taza de té, aún no entendía por qué había sido golpeado el día anterior, pero ya lo descubriría más tarde o ni siquiera lo tomaría en cuenta porque conocía a Serena de sobra y era una persona muy bipolar, con tan sólo ese pensamiento le dió una corriente eléctrica por toda la columna.
—No lo escuché pues estaba intentando que mi nariz dejara de botar sangre— dijo Darien con un disgusto propio de él.
—No veo por qué te tiene que interesar, además ella es de otro hombre y tú eres solamente su ex— Helios recalculó el plan y si el viento soplaba a su favor todo saldría a la perfección, tal y como lo había planeado —¿Sabes? Esta mañana cuando salí rápido era para encontrarme con ella y adivina lo que me pidió— una sonrisa zorruna se dibujó en su diminuta boca. Darien literalmente se tiraba de los cabellos y se mordía los labios desesperado y molesto —Esta noche nos reunirémos, ya que soy su único amigo hombre— lo dijo tan lentamente que fue letal para su hermano mayor —y quiere mostrarme la lencería que ocupará para su noche de bodas.
Helios se levantó de su asiento, giró sobre sus talones dándole la espalda a su hermano, pero imaginándose la cara de furia de él y continuó su camino. Ahora sólo le faltaba esperar a que esa pequeña mentira piadosa hiciera el efecto esperado.
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La viuda negra
FanfictionMúltiples matrimonios terminados en tragedia. ¿Que hará serena para evitar que el chico indicado muera esta vez?