Capítulo Cinco.

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Mientras camina nuevamente hasta las puertas de la agencia no puede borrar la sonrisa que tira de sus labios. Algo en el sabia que Skylar era única desde el primer momento que la vio, sin embargo no pensó que sería tan dura para aceptar una cita o incluso para aceptar su ayuda. Llegando a su auto que estaba aparcado en el sótano se dirige hacia su casa a las afueras de New Haven, mientras conduce su mente viaja a la zona donde vive Skylar, no era uno de los vecindarios más seguros y sin duda su edificio no contaba con una seguridad medianamente aceptable.

Era una muñeca, esos ojos castaños que parecían casi demasiado grandes para ese rostro. Y sus labios, eran simplemente tentadores. Estaba seguro que no era el único que consideraba a esa mujer una tentación a pie, pero no le puede decir cuan insegura era la zona sin patentar la imagen de patán que seguramente tenia de él.

No es para menos, ciertamente no se ha comportado como normalmente lo haría, pero con ella pareciera que sus años de conquistas y práctica con las mujeres, e incluso los años de crianza con su madre, se evaporaban y actuaba como un completo idiota. En serio esperaba que eso no ocurriera si se aparecía el domingo.

—Necesito una oportunidad de presentarme como la persona bien educada que soy y no como... Como un maldito desastre.

Apenas se baja del auto, comienza a quitarse la camisa, sabía lo que lo esperaba al llegar a casa y no podía permitirse otra camisa dañada por las patas llenas de barro de A.K, apenas tuvo tiempo de tirarla sobre el sofá cuando un pastor alemán, apareció corriendo para apoyar sus patas delanteras sobre su pecho desnudo.

—Ey, chico. — acariciando su hocico se deja caer en uno de los sillones permitiendo que el perro se metiera entre sus piernas, buscando un poco de cariño. — No quiso aceptar salir conmigo, A.K — el perro, como si comprendiera algo de lo que dijo su amo, responde con un ladrido. — ¿Crees que me puedas dar consejo? A fin de cuentas eres tu quien tiene más chicas entre los dos... y no eres quien está hablando con un perro sobre como conquistar a una mujer.

***

Sin ser verdaderamente consiente Robert se encuentra nuevamente frente a Tasty Sky, con la esperanza de ver nuevamente a Skylar.

¿Qué estoy haciendo? Lo único que lograba volviendo aquí era parecer un psicópata, de hecho ni siquiera estaba abierto aun. Ella probablemente estaba aún en su casa, mientras que él estaba parado observando la señal de cerrado del local.

Estaba girando de regreso a Pekerbell, cuando una cabeza llena de ondas castañas detiene su caminar. Detrás del mostrador estaba ella, llenando las vitrinas, casi no se notaba, sino fuera por su delantal amarillo no notaria que había alguien en el local. Skylar estaba bailado, mejor dicho danzaba mientras acomoda los diferentes dulces y pasteles, era atrayente. Como una sirena.

—Maldición. —tan embelesado con ella no se dio cuenta en el momento que se apoyó en el cristal haciendo que este sonara contra su contacto. De repente Skylar, sobresaltada se detiene y lo mira fijamente. —Todo tiene una explicación, bien. —no sabía si ella podía escucharlo desde donde estaba, cerrando los ojos y subiendo su tono de voz intento excusarse. — Yo te juro que no soy así. No soy ningún acosador, lo juro. Siendo honesto no era mi intención venir hasta aquí, simplemente llegue.

— ¿En serio? ¿Esa es tu explicación al acoso?

—Sí, —abriendo sus ojos ve que esta parada más cerca aunque mantiene una mesa entre ambos como barrera además del vidrio. — digo no. Yo... —viendo que aún no se tragaba su intento de excusa, cuadra los hombros y le dedica su sonrisa más coqueta:

—No pienses que estoy aquí para verte, vine a comprar algunas cosas para una reunión que tenemos hoy.

—Son las seis y cuarto de la mañana, abrimos a las siete y solo hago excepciones por los oficiales. Largo.

La amenaza más dulce.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora