Capítulo Diecisiete.

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Luego de que los humos se calmaran, Josh, Nathan, Skylar y él estaban sentados en la sala de reuniones repasando nuevamente todos los detalles. Sky evitaba mirarlo de ser posible, sabia y se notaba que aún estaba molesta por como actuó. ¿Cómo debía reaccionar? Tiene un jodido acosador. Además que tuvieron que mostrarles las fotos a Josh, como si no fuera suficiente que fuera él quien la consoló. Josh era su amigo y sabía que tenía una amistad anterior con Sky, pero los celos –sí, eran los malditos celos – igual aparecieron.

—Bien, ¿vas a montar una denuncia?

—Por supuesto que va a denunciar esto. —respondió él. Grave error. Sky le dedico una mirada que decía claramente: "No tienes voto en esto, idiota. Cierra la boca."

—Sí, sé qué debo hacerlo. Siento que cuando lo haga será real, aun me parece un mal sueño —dejo escapar un suspiro tembloroso. —Dios, ¿Qué se supone que voy hacer?

—Por ahora descansar. Ve a casa, come algo e intenta pensar en otra cosa. Yo me encargo de los papeles.

—Y yo me encargare de encontrar cualquier cosa en las fotos. —dijo Nathan.

—Sí, tienes razón. —poniéndose de pie abrazo a Josh, haciendo que su mandíbula se contrajera. —Gracias. Aprecio lo que están haciendo.

—No tienes que agradecernos. ¿Quieres que te lleve a tu casa? No tengo problema. —pregunto su amigo.

—Sí, supongo.

—No. Yo la llevo. —poniéndose de pie llego hasta donde estaban ambos. —Tengo que hablar contigo Sky.

—No, no tenemos nada de qué hablar. Ahora mismo no quiero escucharte. —salió por la puerta, iba a ir tras de ella pero Nathan lo detuvo.

—Amigo, creo que es mejor que se calme antes de que intentes hablar con ella.

—Necesito...

—La cagaste, Robert. Ella está molesta. No vas a lograr nada por ahora. —Sabía que tenía razón pero no quería dejarla sola, no con todo lo que estaba sucediendo.

—Yo me asegurare que llegue sana a su casa y que no haya nada raro. ¿Bien? —Aunque los celos y la preocupación lo estuvieran comiendo por dentro, siguió el consejo de sus amigos. —De acuerdo. Si saben algo más avísenme. Hare lo mismo.

Dejándose caer en una de las sillas gruño. No podía creer que esto estuviera pasando. Tenía que actuar rápido y quitar la amenaza lo más pronto posible, no iba a dejar que ese bastardo pervertido tuviera alguna oportunidad de dar con ella.

¡Mierda!

—Nathan me voy, no estaré el resto del día.

Sin esperar respuesta fue a su oficina, tomo sus cosas y fue hasta su auto, acelero hasta el límite de velocidad y cuando llego a su casa, rápidamente se cambió la ropa y fue a trotar.

Recorriendo las calles se permitió drenar la rabia y los celos que sentía, la impotencia al no poder resolver esto rápido y no poder ahorrarle el temor a Skylar. Tenía el mismo sentimiento cuando su escuadrón sufrió el ataque y él no pudo hacer nada para preverlo.

Recordaba todo. El clima era húmedo y el sol quemaba sus rostros pero ese era el clima diario en Afganistán, estaban haciendo un recorrido de reconocimiento en los vehículos, habían recibido la información que un grupo estaba a punto de realizar un ataque sin embargo no habían notado nada.

—Vamos, Hernández. Dinos el secreto para conseguir una mujer como la tuya—La voz de Michael Smith llego a su espalda.

—Mejor cual es el secreto para que tu esposa soporte tu fea cara. —Rick rio.

La amenaza más dulce.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora